Tranquilo, alegre, y soñador, a pesar de estar en la edad de la “punzada” jamás le rezongó a sus papás; es como recuerdan sus familiares a Faustino Hernández García, a quien el pasado sábado, la imprudencia de Fernando S le arrebató la vida, a sus escasos 14 años de edad.
A cinco días del fatal accidente en el cual el conductor del Cougar color gris atropelló a un grupo de jornaleros y a Faustino, los familiares del menor que pereció casi al instante, claman justicia y exigen que no se le otorgue la libertad al autor de una de las mayores desgracias que le han ocurrido a los Hernández García.
Entrevistados por CAMBIO Regionales, familiares detallaron que el pasado sábado como de costumbre, los padres del menor salieron a trabajar, la madre se llevó al hijo menor y quedó con Faustino (el hijo de en medio), de encontrarse a las 5 de la tarde en la esquina de la 12 Poniente entre 5 y 7 Norte, para ir a una fiesta de una conocida.
Minutos antes de las 17 horas, Faustino caminó desde su hogar ubicado en la junta auxiliar San Cristóbal Tepontla, hasta la esquina en donde se encontraría con su madre, quien trabaja atendiendo un negocio cerca del lugar.
Mientras más se acercaba la hora en la que tenían que encontrarse madre e hijo –relataron- la madre sentía que su corazón se salía de su pecho y llamó a Faustino a su celular, justo en el momento en el que Fernando S impactó su automóvil contra su pequeño cuerpo.
Al no obtener respuesta, la madre llamó un par de veces, cuando escuchó una ambulancia y salió corriendo desde su trabajo hasta la esquina donde se encontraría con Faustino, a quien ya no pudo decirle adiós, pues lo halló tendido en la banqueta, ya sin signos vitales.
Desde ese día, relatan los familiares, nada ha sido igual para los papás de Faustino, quienes con dolor, indignación e impotencia, sepultaron a su hijo el pasado lunes, a quien vistieron por última vez con el uniforme de su equipo de futbol favorito, Las Chivas, y le colocaron dentro de su ataúd su tan preciado tesoro, un balón.
Faustino estaba a unos días de ingresar a tercero de secundaria en la escuela Moisés Sáenz, ubicada cerca de su domicilio. Soñaba con terminar una carrera universitaria en Informática y sacar a sus papás de la pobreza.
La familia Hernández García no es muy conocida en la zona, pues los padres de Faustino son originarios de la Sierra Norte, del municipio de Huehuetla, y salieron de su comunidad para instalarse en la cuna de los músicos, San Cristóbal Tepontla, con la esperanza de tener mejores empleos y salarios.
En esta comunidad criaron a sus tres hijos, uno de ellos ya es casado y es mayor de edad, y otro está en edad preescolar; Faustino, el más alegre, era el hijo de en medio.
Los familiares desconocen los avances en la negociación con los abogados del responsable, sin embargo aseguran que los padres de menor que falleció, están yendo diariamente a realizar trámites y papeleo, y regresan a casa ya de noche, cerca de la hora cuando se realizan los rosarios para su hijo.
A pocas calles de la pequeña casa de adobe donde creció Faustino, se encuentra su lugar favorito, la unidad deportiva de Tepontla, en la cual cotidianamente jugaba futbol y se pasaba horas soñando en ser un gran deportista.