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Viernes, 14 Octubre 2016 03:14

Acusan tráfico de influencias entre sacerdote y agente del MP en Atlixco

Juana Arenas, acusada de haber robado unas bocinas purgó su condena y ahora le imputan otros atracos a la iglesia. Señalan que el funcionario es sobrino del párroco, por lo que presentaron una apelación para que la mujer continúe recluida en el Cereso; su madre incluso pide la ayuda del arzobispo.

  • Yessica Ayala / Atlixco


El párroco José Lucio Emilio Sánchez del Razo y el agente del Ministerio Público, José Lino Bello Espinosa mantienen presa a Juana Arenas, acusada de haberse robado unas bocinas en 2013, según denunció la propia mujer y sus familiares.


Irene Hernández, madre de Juana Arenas relató para CAMBIO Regionales que el padre Lucio, encargado de varias iglesias de Atlixco, acusó a su hija entonces de 24 años de edad, de haberse robado unas bocinas del interior de la iglesia La Soledad, así como unas alcancías y una imagen franciscana del siglo XVI, sin embargo, no pudo comprobarse los últimos hechos, por lo que logró una sentencia absolutoria.


No obstante, el sacerdote junto con su sobrino, el agente del Ministerio Público José Lino Bello, presentaron una apelación que la mantiene recluida en el Cereso.


“A mi hija le achacan que robó un franciscano, las alcancías, las bocinas, el padre lo que está diciendo es pura mentira, la abogada que lleva el caso pudo comprobar que hay muchas inconsistencias en la denuncia del padre”, dijo Irene.


Agregó que ha ido a buscar en varias ocasiones al sacerdote para tratar de hablar y no se presta “lo he ido a buscar para platicar de frente y él no se presta a eso, es muy malo”, dijo la madre de la afectada.


Por su parte, Juana envió a este medio de comunicación una carta relatando los hechos ocurridos y otra para el arzobispo Víctor Sánchez Espinosa, a quien solicita su intervención en el caso y evitar que el sacerdote Lucio continúe usando sus influencias para mantenerla presa.


En las misivas se explica que la acusan de cuatro robos que no cometió y aunque solicitaron los videos de las cámaras de vigilancia, en ellos se aprecia una imagen que no concuerda con su figura, además que los hechos supuestamente ocurrieron a las 4:00 horas, tiempo en el que la iglesia jamás está abierta.


“Primero el padre dijo que me había robado una imagen, después que no, que era un cuadro y luego que un monje para después decir que era un Franciscano y total que tampoco comprobó que esa figura la hubiera tenido en su poder, después supimos que hace ocho años ocurrió un robo y fue ahí donde le robaron esa pieza”, reveló Juana en la carta.


Por su parte, su madre pidió ayuda para que salga de la cárcel ya que purgó su condena “y no se vale que por gusto del padre mi hija siga ahí, yo quiero que nos ayuden a que mi hija salga libre”, agregó Irene Hernández.


Cabe señalar que no es el primer problema que sucede con este sacerdote, debido a que también tuvo conflictos con el grupo de teatro que hace la representación de la pasión de Jesús en Semana Santa y con vecinos del cerro San Miguel que se quejan del cobro excesivo de la celebración de misas en primeras comuniones o bautizos, así como el abandono en el que está el ex convento de San Francisco, joya arquitectónica del siglo XVI.