San Andrés Cholula y Cuautlancingo son los dos únicos municipios del estado de Puebla donde en los últimos tres años se registraron balaceras y levantones masivos, en los que “por coincidencia” las víctimas resultaron ser galleros de Guerrero, curiosamente de Chilpancingo.
Al menos dos de los galleros vivían lujosamente en residencias de Lomas de Angelópolis, en el municipio de San Andrés Cholula.
Con el levantón masivo registrado la madrugada del primero de marzo en un palenque clandestino ubicado a escasos veinte metros del Palacio Municipal de Cuautlancingo, suman tres ataques contra personas dedicadas a las peleas de gallos originarias de Chilpancingo, Guerrero.
Conforme las averiguaciones 1469/2013/SACHO, 2157/2015/SACHO y 690/2016/SACHO, del 2013 a la fecha se han registrado dos asesinatos de guerrerenses, apostadores de palenque, y la desaparición de uno más.
Hechos relacionados con crimen organizado
El 16 de junio del 2013, sujetos armados ingresaron a un palenque clandestino en San Antonio Cacalotepec junta auxiliar de San Andrés Cholula, y asesinaron a José Nava Romero originario de Chilpancingo Guerrero, señalado como uno de los líderes de “Los Rojos”, grupo armado del cártel de los “Beltrán Leyva”.
Dos años después, el 7 de julio de 2015, también en San Antonio Cacalotepec, municipio de San Andrés Cholula y ya como alcalde Leoncio Paisano Arias, se registró una emboscada. Sujetos armados acribillaron en el lugar a dos galleros identificados como Juan José Barrera Precoma y Vladimir Tapia Pimentel, el primero de ellos de Chipilo, municipio de Atzompa y el segundo originario de Chilpancingo Guerrero, quien radicaba en Lomas de Angelópolis.
El pasado primero de marzo, un comando armado de entre 30 y 40 encapuchados ingresaron a un palenque clandestino en la avenida 2 de Abril número 11 en Cuautlancingo, en dónde ultimaron a dos y se “levantaron” presuntamente a veinte personas.
La Fiscalía General del Estado ha reconocido oficialmente sólo tres desaparecidos, entre ellos, José Domingo Nava Manzanares de 23 años de edad, también originario de Chilpancingo Guerrero y Vladimir Tapia; ambos vivían en Lomas de Angelópolis.
Entrevistados el martes, la mayoría de los familiares de los desaparecidos prefirieron reservar los nombres de los otros secuestrados, facilitando tan sólo sus apodos: El Cholo, El Tijuano, El Beny, El Fierros, El Perros, El Burro y El Chabacano.