Todos exigimos y le apostamos a la democracia como el anhelo de una sociedad comprometida y madura.
Aún rezumban en todas partes las felicitaciones, halagos, parabienes y reconocimientos que el día de ayer se externaron a las mujeres en su día; mientras en la Unión Americana las mujeres con su ausencia obligaron a revalorar su presencia, papel y participación dentro del tejido social.
Y llegamos otro año más a la cita del 8 de marzo.
El muro del señor Trump.
Lamentablemente vivimos en un país quebrado que en otro momento gozó de la fama de ser un “cuerno de la abundancia” por su geografía y la riqueza de sus recursos que lucían inagotables.
El señor Trump, como cualquier mortal, como usted y como yo tiene sus claroscuros.
La sociedad en conjunto y el ciudadano mexicano en lo individual está decepcionado, enojado, harto con la forma de actuar de quienes han gobernado, lo mismo desde la Presidencia de la República, que de los gobiernos estatales y municipales que “lo han utilizado” históricamente al verlo sólo como un número que cuenta el día de las elecciones y difícilmente se acuerdan y ocupan de él, por encima de todas las promesas.
Dejaría de ser mujer si paso inadvertido “el chisme” de la semana.
Hay que reconocer el buen ejercicio político que tuvo el presidente Peña Nieto al ir a dialogar con un grupo de paisanos deportados de los Estados Unidos
Santo Domingo de Guzmán, desde su retablo del siglo XVII, fue testigo de los nuevos vientos que se cruzan en Puebla, la entidad que hace 18 años (o tres sexenios ) fue gobernada por un político de perfil adusto y que no fue ni es monedita de oro.
Pese a que los termómetros ayer al amanecer en Puebla registraron menos 5 grados, en diversos círculos se aludió a una ‘muy buena temperatura’ que propiciaba un ambiente de relax, sin tensiones.
Mientras el señor Trump decide “su juego del día”, resulta que ahora le tenemos que agradecer el hecho de que ha logrado unificar a muchas naciones.
Guillermo Pacheco Pulido, maestro, abogado poblano, es uno de esos casos ya escasos del medio político; completo, hombre estudioso, culto, políglota, además de carismático y con una gran sensibilidad para interactuar en todos los círculos.
Exclamar que “ni para dónde voltear” se ha convertido en una afirmación de los mexicanos los últimos días.