Bety ha improvisado su cocina afuera de la que era su casa hasta antes del terremoto de 7.1 grados que azotó en el centro del país. Sobre la avenida La Compañía número 1 en la comunidad de Metepec, les ha cocinado desde entonces a sus hijos. Todos se niegan a acudir a un albergue y han preferido dormir en la calle por miedo a la ‘rapiña’.
Aunque llora y maldice que su casa haya quedado en ruinas, agradece a Dios haber sobrevivido, pues en Puebla perdieron la vida al menos 45 personas entre los escombros por el movimiento telúrico.
Al igual que ella y su familia, una docena de familias han preferido quedarse a hacer guardias que dormirse en albergues.
Para Delfina Miranda Vázquez, este terremoto es un castigo para los seres humanos.
“Dios nos mandó un castigo muy duro, la verdad sí. Pero gracias a él estamos todavía, y esperemos lo que venga”, dijo a CAMBIO Regionales tras ver desplomado el techo de su casa.
“Sólo queremos un lugar para vivir”, es la petición de la propietaria de la casa marcada con el número 23 en la calle Madrid. Con lágrimas en los ojos, mostró las ruinas de lo que hasta el martes en la mañana era su hogar.
Mariel prefiere dormir en la calle
Sentada en una silla blanca como fiel guardián frente a su casa en ruinas, permanece Mariel Martínez. Ella teme que le arrebaten lo poco que le queda de valor. Pese a las invitaciones de los rescatistas y de las autoridades, la mujer no pretende moverse de su lugar.
Con lágrimas en los ojos, la señora de más de 60 años de edad comentó que pensó que ‘era el fin del mundo’. Durante el movimiento telúrico –narró– sólo rogó a Dios, para que no sufrieran tanto sus seres queridos.
A ratos le llega la nostalgia y se le salen las lágrimas, pero recuerda que es afortunada porque sus familiares son sobrevivientes, y continúa con las labores de retiro de escombro de su hogar, en donde pudo rescatar un poco de alimentos enlatados, lo cual le permitirá no pasar hambre un par de días.
Metepec, el pueblo afectado de Atlixco
El municipio de Atlixco y su junta auxiliar Metepec, son dos de las zonas más devastadas, pues tan sólo en la cabecera se reportaron 35 inmuebles colapsados, 590 con daños mayores y 968 con daños menores. Mientras que, en Metepec se desplomaron 25 casas, y otras 375 presentan afectaciones en su estructura.
En Metepec no hubo muertos, pero en Atlixco se confirmaron siete decesos. Se colapsaron cuatro templos, y 14 más, presentan afectaciones graves.
Por miedo a la rapiña, decenas de familias en la cabecera atlixquense y de la junta auxiliar, improvisaron casas de campaña, techos de cartón y algunos con viejas lonas.
Mientras las mujeres dejan mostrarse sensibles, los hombres de Metepec se muestran rudos, y sólo se limitan a advertir a los medios que no van a permitir que nadie entre a su comunidad. El mensaje va dirigido a los delincuentes y gente, que aprovecha para hacer actos de rapiña en medio de la desgracia.