Domingo, 07 de Diciembre del 2025

Fue a lavar al río, el cerro se desgajó y mató a sus 2 hijos; luego su casa se derrumbó (FOTOS Y VIDEOS)

Fue a lavar al río, el cerro se desgajó y mató a sus 2 hijos; luego su casa se derrumbó (FOTOS Y VIDEOS)
Domingo, 24 Septiembre 2017 05:53
Elvia Cruz / @cruz_elvia / Jolalpan

La falta de agua potable en la comunidad de Las Huertas llevó a Blanca Estela a lavar su ropa en el río Atoyac. Apenas había llegado con sus hijos Gael y Geraldine el 19 de septiembre cuando tronó el cerro. Una avalancha de piedras y tierra acompañada por árboles cubrieron los pequeños cuerpos de los niños matándolos al instante. A ella la golpearon en el rostro y la jalaron también, pero pudo sobrevivir. 



La falta de agua potable en la comunidad de Las Huertas llevó a Blanca Estela a lavar su ropa en el río Atoyac. Apenas había llegado con sus hijos Gael y Geraldine Barbán Ortega cuando tronó el cerro. De pronto, una avalancha de piedras y tierra acompañada por árboles cubrieron los pequeños cuerpos de los niños.


“Yo grité: ‘mis hijos’, corrí hacia ellos. Logré agarrarlos pero una piedra y la rama de un árbol me pegó en la cara y también quedé atrapada” narra a CAMBIO desde un pequeño cuarto que su cuñado Hilario le ha prestado a ella y a su esposo, Alejandro Barbán Saldívar, pues la pareja no sólo perdió a sus dos únicos hijos sino también su casa de adobe.


En la casa de su cuñado se colocó un altar. Las mujeres rezan el rosario en voz baja mientras el padre de los niños se dedica a peinar la casa derrumbada a tres calles del accidente para ver qué pueden salvar del desastre.


“Sé que el hubiera no existe, pero si hubiera agua, no hay necesidad de ir a lavar al río”, lamenta el padre de los pequeños, Alejandro quien ese martes 19 de septiembre durante el sismo de 7.1 grados que azotó el centro del país, se encontraba trabajando en labores de albañilería en una población cercana cuando murieron sus hijos.


Y es que ni el presidente auxiliar ni el municipal, Antonio Javana García han hecho algo para reparar los tubos de agua de esta comunidad que se tronaron con el paso de las tormentas tropicales Franklin y Katia, además del sismo del siete de septiembre.


La impotencia de ver morir a tus dos hijos


A la joven madre se le hace un nudo en la garganta y sus ojos se cristalizan cuando recuerda lo que ocurrió ese 19 de septiembre. “Intenté rescatar a mis niños pero fue muy rápido”, lamenta.


Aunque Blanca Estela corrió con todas sus fuerzas para evitar que parte del cerro atrapara a sus menores: Gael de casi cinco años de edad y Geraldine de un año y ocho meses, quedó ahí junto con ellos. “Mi niño quedó en mis pies, aún se movía y yo grité para que me ayudaran a sacarlos”, cuenta.  


Sin embargo, aunque rápidamente otras mujeres que en ese momento se encontraban lavando a orillas del río, entre ellas su suegra y su cuñada, rodearon el lugar para intentar remover los escombros. Nada pudieron hacer, había piedras muy grandes.


Aún se movía la tierra cuando una de las tías de Blanca Estela corrió hacia el centro de la comunidad para solicitar el apoyo de los habitantes, por lo que un grupo de hombres llegaron al sitio y sacaron los cuerpos de Gael y Geraldine, sin embargo ya habían perdido la vida e incluso los llevaron a la clínica, pero fue imposible hacer algo.


En el rostro de Blanca están las cicatrices de los golpes que recibió del cerro esa tarde. Su papá la trasladó a un hospital en donde le cocieron una parte de la cabeza. Ella ha encabezado los rosarios para el descanso de sus niños.


No sólo perdieron a sus hijos sino también su casa


“Hemos vivido una doble tragedia” dice Alejandro y señala el lugar en donde estaba su casa de adobe. Justo en la entrada de la localidad de Las Huertas en Jolalpan, a escasas tres cuadras del río en donde murieron sus hijos.


“Yo ese día estaba trabajando. Cuando me vine corriendo lo primero que hice fue venir a la casa pensando que ya habían regresado de lavar, porque sí sabía que mi esposa se iría al río, pero al llegar, vi la casa colapsada. Me fui corriendo al río y ya había mucha gente. Mis hijos ya habían muerto”, indica.


En la orilla de ese río aún están las piedras gigantes y los árboles que mataron a Gael y a Geraldine. En el lugar fueron colocadas dos veladoras como una forma de ‘alumbrar’ el camino de los pequeños, víctimas del sismo del 19 de septiembre.


Mientras, Blanca Estela y Alejandro esperan el apoyo del gobierno estatal y federal para reconstruir su casa ya que no tienen dónde vivir. Temporalmente se están quedando en un pequeño cuarto que el hermano de Alejandro les ha prestado. Aquí velaron a los niños, y les colocaron un pequeño altar.