Formalmente, de acuerdo con el Instituto Nacional Electoral, la intercampaña “es el periodo entre la conclusión de las precampañas y el inicio de las campañas”.

Las reglas de la intercampaña señalan que están prohibidos los actos anticipados de campaña; los spots no pueden llamar al voto a partidos, candidatos o coaliciones; el tiempo en radio y televisión debe difundir contenido genérico.

En este periodo, en todo el país, se transmitirán alrededor de 13 millones de promocionales.

Este periodo es, de acuerdo con las autoridades electorales, para los partidos, para que resuelvan diferencias internas, seleccionen a la totalidad de sus candidatos y enfrenten sin conflictos la campaña electoral.

Muchos ciudadanos se sienten confundidos por este espacio de tiempo, debido a que se convierte en un receso de lo que es la búsqueda del voto y las tareas de proselitismo.

Sin embargo, debemos considerar que, hacia el interior, los partidos enfrentan diferencias. Hemos visto conflictos en la selección de los candidatos que incluso han llegado a los golpes en algunos institutos, problemas que deberán resolverse antes de iniciar las campañas.

Los ciudadanos, en esta etapa, tendremos días de observación hacia los partidos, de reflexión hacia lo que hacen, de conocer sus métodos de selección, de analizar su manera de resolver sus entuertos.

Estas serán unas semanas en las que debemos estar atentos, también, a quiénes buscarán el voto en los distritos electorales, municipios y estados, que serán los que complementen a los cuadros partidistas que acompañarán a los candidatos presidenciales.

Estamos a semanas de que inicien las campañas electorales, a días de que los mexicanos concretemos nuestra decisión y otorguemos el voto a alguno de los aspirantes.

Mientras tanto, analicemos la intercampaña, revisemos los activos y pasivos de los partidos y continuemos madurando nuestras decisiones electorales.

Puebla y México bien valen una reflexión seria e informada.

Empecemos ahora.