Alrededor de 980 migrantes de la segunda caravana en Puebla fueron atendidos en el albergue de Nuestra Señora de San Juan de los Lagos, quienes sólo se hidrataron, descansaron, comieron y partieron hacia la Ciudad de México, por lo que 80 salvadoreños fueron los últimos en irse, pues esperaban a sus compatriotas que venían retrasados.

El coordinador de alimentos del albergue, Daniel Pérez, mencionó que existió comunicación entre los otros refugios para que no fueran rebasados en el servicio, por lo que, al menos en este sitio, a los migrantes se les dio alimento.

Asimismo, se contó con la participación de poblanos, quienes donaron camastros, colchonetas y ropa que fueron otorgadas a los niños y mujeres embarazadas  para una mayor comodidad, además la ropa y algunos víveres fueron dados a hombres y mujeres por igual.

El 80 por ciento de los migrantes llegaron con alteraciones en los pies y deshidratados, así lo afirmó el coordinador, por lo que los servicios médicos atendieron y sanaron algunas de sus heridas; asimismo, voluntarios del lugar dieron asesoría para que pudieran moverse en la ciudad.

Hasta el cierre de esta edición, se supo que todos los migrantes que se encontraban en los albergues ya han emprendido de nuevo su camino hacia la ciudad de México.

Ante la ayuda y el buen trato muchas historias se contaron, pues algunos migrantes relataron que, entre caminatas bajo el sol, la lluvia, el frío y los aventones, aún siguen persiguiendo el sueño americano para tener una mejor calidad de vida.

Sus historias

Algunas de las historias contadas a CAMBIO narraron el sufrimiento que vivieron en sus países de origen y las razones por las que emprendieron el viaje, como el caso de Andrea Díaz, nacida en Apopa, San Salvador, quien contó que huyó de su país con sus tres hijas tras haber sido hostigada por grupos delincuenciales por no pagar un ‘impuesto de guerra’, que consta del 50 por ciento de las ganancias que recibía de su negocio, por lo que, al no contar con el recurso necesario, decidió dejar su país.

“La violencia en mi país esta desatada, yo le echaba ganas a mi negocio, pero no puedo con los canallas que me amenazaron pa’ darles el impuesto de guerra (…) Yo lo único que quiero es trabajar y sacar adelante a mis hijas”, mencionó Andrea.

Junto a ella sobresalieron padres que viajan con niños, quienes también han sido víctimas de represión, como Carlos Rodríguez, de 50 años de edad, quien tuvo que salir del país para proteger a su hijo y su sobrino, y quien dijo que si encuentra buen trato en México podría optar por quedarse y trabajar en lo que sea con tal de mejorar su calidad de vida.

“Vengo huyendo de mi país porque las pandillas acosan a mi familia para que les den dinero o se unan a ellos, pero esto no puede ser y si no lo haces te matan (…) A nuestro gobierno se le ha salido de la mano todo y ya no se puede vivir (…) Sé que en México la gente es buena y trabajadora, y yo les trabajo en lo que quieran”, declaró.

En similar situación está Josué Pérez, de 39 años, quien también huyó de El Salvador con su esposa embarazada debido a las amenazas de muerte que recibió de pandilleros.

Migrantes piden apoyo a poblanos para realizar depósitos de dinero

En otro caso, durante su estancia en Puebla, algunos salvadoreños pidieron asesoría a los poblanos para que les expliquen cómo pueden retirar dinero en efectivo, pues cuentan que sus familias que quedaron en su país, les envían dinero para que puedan continuar su camino, pero muchos no saben la forma de hacerlo, por lo que algunas personas ofrecieron prestar sus números de cuenta y retirarles el efectivo.

Por otro lado, voluntarios del albergue San Juan de los Lagos les hicieron la recomendación de no hacer eso pues muchos se aprovecharían de ello, por lo que se les explicó el uso de las casas de envío de dinero para que con sus propios méritos hagan lo correspondiente y no sean víctimas de fraudes.

Salvadoreños agradecen hospitalidad de la gente poblana

“Agradecer la solidaridad de los mexicanos que nos han apoyado en el trayecto es lo menos que podemos hacer”, comentaron mujeres migrantes que se encuentran viajando con sus hijos, donde además describieron que muchas personas les han donado pañales y medicamentos, además de palabras de aliento y abrazos fraternos para ser bendecidos en cada trayecto del territorio mexicano.

Finalmente, los indocumentados entrevistados puntualizaron que a pesar del peligro al que están expuestos durante su caravana, mencionaron no tener alternativa, pues dijeron que en su país el gobierno los tiene en la ruina, sin trabajo, sin oportunidades, y con mucha delincuencia.