Imposible olvidar el 17 de junio del 2018. Ese domingo surgieron las mayores ilusiones mexicanas. Derrotar al vigente campeón del mundo en la justa más importante a nivel de selecciones, no es algo que se dé todos los días. De solo recordarlo, la piel se vuelve a estremecer.

El grito de gol tras la anotación de Hirving Lozano retumbó desde Moscú hasta el rincón más escondido de México. La recuperación de Héctor Herrera en el medio campo y el toque de Andrés Guardado orquestaron la sinfonía. Javier Hernández entonó el adagio al desbordar hacia el área y tocar el balón para ‘Chucky’ Lozano. Un allegro representado con un enganche al centro.

Cuando la redonda filtró la portería de Manuel Neuer todo se tornó como un sueño del que ningún mexicano quería despertar. Hubo altibajos; Alemania, la poderosa y vigente monarca del mundo, no daba por perdido un solo balón. El fútbol teutón se hizo presente e intentó poner en aprietos a Guillermo Ochoa, quien, sin mayor dificultad, rechazó los tiros que le fueron posibles.

El nerviosismo invadió cada rincón del estadio Luzhniki y del país azteca. Mientras los minutos corrían, el nerviosismo aumentaba. Entonces llegó la explosión emocional. Silbatazo final. México lo hizo. México venció a Alemania. México dio muestra de pundonor y calidad deportiva. México esperanzó, más que nunca, a sus aficionados. México hizo historia aquel domingo. México venció al campeón del mundo y que lo cuenten como quieran.

Fuente: Deportestelevisa