La existencia de fosas clandestinas en Puebla fue reconocida, a medias, por el gobierno federal de Andrés Manuel López Obrador, quien documentó que entre diciembre de 2018 al 13 de mayo del presente año se han encontrado por lo menos cuatro cadáveres en estas condiciones, aunque todos en la misma fosa.

Esto se contradice con casos documentados de forma hemerográfica, los cuales dan cuenta de que en ese mismo lapso se han hecho otros hallazgos de personas que tras ser privados de la vida, principalmente por el crimen organizado, fueron enterrados para hacer más difícil su localización.

Según las cifras presentadas ayer por el subsecretario de Derechos Humanos, Población y Migración del gobierno federal, Alejandro Encinas, en el citado lapso se reportó en Puebla el hallazgo de una fosa clandestina en cuyo interior había cuatro víctimas.

Aunque Encinas no reveló la ubicación de este caso en Puebla, se presume que podría tratarse de los cuerpos localizados en San José Miahuatlán en enero del presente año, en la región Mixteca, siendo el lugar del hallazgo un pozo seco que fue habilitado como depósito de cadáveres.

Sin embargo, existieron otros casos como el ocurrido en diciembre de 2018, cuando vecinos hallaron el cadáver de una persona, el cual estaba enterrado en una fosa clandestina hecha en un terreno baldío de San Mateo Cuanalá, municipio de Juan C. Bonilla.

Otro hecho más reciente fue el descubierto en abril de este año, cuando agentes ministeriales ubicaron en un terreno aledaño al Mercado Morelos de la ciudad de Puebla una ‘narcofosa’ donde aún estaba una extremidad, pero presuntamente albergó ocho cadáveres que fueron hallados el 30 de marzo en Amozoc.