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Lunes, 30 Marzo 2020 01:41

Covid-19 despedazará sistema de salud mexicano

Covid-19 despedazará sistema de salud mexicano Escrito Por :   Javier Arellano Ramí­rez

- Comadre, me estoy arriesgando mucho, nada más lo hago por todos los años de amistad, pero por nadie más lo haría… por nadie… ustedes porque son como familia - dijo Fernando con voz entrecortada y temerosa.


 

- Gracias compadre, muchas gracias, pero nadie nos quiere llevar al hospital, no hay ambulancias, ni las patrullas de la policía nos quisieron ayudar.

 

Con esfuerzos Rosalía y sus hijos levantan en vilo el cuerpo encorvado de Ricardo, su marido desde hace 32 años y con quien vivió los últimos 22 años en una modesta vivienda de la zona del Ajusco, en la ciudad de México.

 

Hace tres días Ricardo comenzó con una tos seca, en las noches decía que sentía mucha calentura; pero esa mañana la fiebre le hizo sudar. Fue cuando finalmente la mujer escuchó a sus hijos quienes habían advertido que esos eran los síntomas del coronavirus.

 

Pidieron una ambulancia al gobierno capitalino, pero no obtuvieron respuesta, ni positiva, ni negativa, solamente les colgaron en la línea de emergencias. A una patrulla que pasaba por su calle le suplicaron que pidieran una ambulancia o que lo llevaran en la misma unidad. Los uniformados arrancaron sin decir palabra.

 

Sin más opciones Rosalía le pidió a Fernando -su vecino y compadre desde hace 20 años-, que los llevara hasta el Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER) en Calzada de Tlalpan. La primera reacción fue negativa, pero en un momento el instinto de humanidad brilló en Fernando y lo subió a su viejo automóvil. En unos minutos llegaron hasta las proximidades del nosocomio.

 

Una veintena de camiones de la Guardia Nacional tienen tomada toda la zona de hospitales de Tlalpan.

 

 - Hasta aquí puedo llegar comadre, los militares ya no me van a dejar pasar, ya no puedo hacer más…

 

Rosalía y sus dos hijos bajaron del automóvil a Ricardo, encorvado, empapado en sudor por la fiebre. De inmediato dos uniformados se acercaron.

 

- ¡Hasta ahí, hasta ahí ya no pueden avanzar más!

 

- Traemos un enfermo muy grave, parece que tiene el coronavirus…

 

- No pueden avanzar el hospital ya está saturado, la gente ya no cabe ni en los pasillos.

 

- Por favor dejen que lo atiendan…

 

- Señora ya no pueden pasar… Siéntenlo aquí hasta que los médicos digan que lo pueden atender.

 

Rosalía vio que decenas de personas, tal vez cientos, estaban sentadas en la banqueta de Calzada de Tlalpan esperando atención. Tiró su suéter en el piso y ahí sentaron a Ricardo.

 

La fiebre no se contuvo, con cada tosido el cuerpo del enfermo se sacudía y doblaba un poco más. Un par de horas después Ricardo murió en la banqueta a tan solo una cuadra de un hospital de especialidades que estaba colapsado.

 

Este es un ejercicio de ficción, pero lamentablemente no está lejos de convertirse en una dolorosa realidad en las próximas semanas.

 

La noche del viernes 27 y la tarde del sábado 28 de marzo pasarán a la historia como los días en que el gobierno federal finalmente reconoció la gigantesca gravedad del problema de salud que se aproxima.

 

Ahora queda claro no se concibió la dimensión del monstruo. O no entendieron la progresión geométrica, el crecimiento exponencial del contagio y por ende las cifras de horror de las personas que tendrán la enfermedad.

 

La Organización Mundial de la Salud (OMS) y diferentes jefes de Estado han reconocido que el porcentaje de personas contagiadas será de alrededor del 70 por ciento.

 

Estamos ante el virus más propagado en la historia de la humanidad.

 

Pero la gran mayoría no tendrán padecimiento alguno. Únicamente entre el 5 o el 6 por ciento de los contagiados va a enfermar.

 

En cada nación varían las medidas, las acciones emprendidas y a partir de esas políticas gubernamentales se determinan los índices de mortandad.  Italia alcanzó un porcentaje de letalidad del 8%, España 4%, Francia 2%, Corea del Sur 1% y Alemania 0.36 por ciento.

 

En México prácticamente se perdieron dos meses ya que el discurso oficial nunca asimiló la dimensión de la pandemia.  

 

Repetimos, hasta hace unos días se invitaba a la gente a salir y reunirse. El tono desparpajado y desenfadado contrastaba radicalmente con los discursos de los estadistas europeos.

 

En especial México padecerá un elevado costo por la gran población que llega en vuelos procedentes de España. En su momento se debieron restringir estas entradas aéreas a las más indispensables, con la condición de que los recién llegados deberían guardar la cuarentena para evaluar su condición.

 

Pero nada de eso se hizo. Se dejaron entrar decenas de vuelos con cientos de personas que jamás fueron valoradas.

 

Sin embargo, el gran problema que veremos en las próximas semanas y meses será el descomunal costo social del desmantelamiento del sistema de salud.

 

Desde hace meses se dieron decenas de protestas de padres de familia, acusando el desabasto de quimioterapias y la respuesta oficial fue de una terrible lentitud.

 

El mismo caso ocurrió con los portadores de VIH-Sida que acusaron una reducción en los medicamentos antirretrovirales.

 

En días recientes en nosocomios de todo el país los mismos profesionales de la salud protestaron ante la falta de los más elementales insumos.

 

Ningún sistema de salud del mundo estaba preparado para una pandemia como la que está creciendo. Pero de manera dramática México vio como en unos meses se desmanteló el sistema hospitalario.

 

Se destinaron recursos estratosféricos a los programas asistenciales y para ello se implementó un plan que la oposición llamó ‘el austericidio’.

 

Un nivel de austeridad que está fracturando a todo el sistema de salud mexicano.

 

En este momento de una crisis descomunal López Obrador debe convocar a los partidos políticos y decretar que las millonarias asignaciones se destinen al sector salud.

 

La última cifra que dio a conocer el Instituto Nacional Electoral (INE) fue de 5 mil 239 millones de pesos para 2020. Cantidad que en este momento urge en los hospitales mexicanos.

 

La partida del año en curso y del próximo 2021 se debe destinar a la crisis de salud.

 

Ya se perdieron dos valiosos meses y si a eso agregamos los tradicionales padecimientos del pueblo mexicano: diabetes, hipertensión, obesidad, desnutrición, estamos ante un escenario apocalíptico en el que muchas personas morirán en las banquetas de los hospitales.

 

Y eso no será una ficción.

 

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