Puebla tiene un delicado déficit de médicos y estamos a unos días de entrar a una fase crítica. Los hospitales del sector público serán insuficientes y los privados no podrán atender la cantidad de enfermos que inevitablemente habrá de registrarse.
Los años del ‘morenovallismo’ dejaron hospitales que solamente son fachada, paredes y mosaicos azules, pero nunca se gestó una verdadera política de salud pública; no se creó un semillero de nuevas generaciones de médicos y enfermeras.
El sector salud se convirtió en el rubro que utilizaron prominentes ‘morenovallistas’ para enriquecerse de manera salvaje.
El gobernador Barbosa Huerta tiene unos días para construir un andamiaje que se debió levantar en diez años.
Sin duda los recién egresados e incluso los universitarios deberán desarrollar un papel preponderante. Ante la ausencia de médicos veteranos, los jóvenes tomarán la estafeta.
Muchos de los universitarios que hace unos días vimos marchando con sus batas blancas deberán enfrentar una nueva cruzada; tal vez la batalla más importante de sus vidas: salvar a los poblanos de la pandemia más extendida en la historia de la humanidad.
En las últimas semanas los jóvenes nos han dado enormes lecciones. Estamos seguros que ante la catástrofe viral que azota al planeta las nuevas generaciones habrán de levantarse.
Estos jóvenes representan la más profunda tradición guerrera del pueblo mexicano, pero con los conocimientos del siglo XXI.
Puebla está en sus manos.
En Tehuacán pesan las rémoras de la era de Carrancá.
Tehuacán es un ejemplo del desastre, la irresponsabilidad y la inmundicia que dejó Carrancá Bourget a su paso por Puebla. El pasado fin de semana se registró un suceso grave. Una pequeña de 5 años de edad sufrió abuso sexual por parte de un maestro de baile.
Por sus propios medios la familia de la menor detuvo al responsable, pero ahí comenzó un calvario.
El Centro de Justicia para Mujeres, dependencia de la Fiscalía General del Estado, demostró una completa y total incompetencia.
De acuerdo a testimonios de la familia no había un solo médico legista para examinar a la niña. Tampoco había una psicóloga para realizar el peritaje de rigor. Ante un caso de extrema gravedad no había profesionales para integrar debidamente la Carpeta de Investigación.
El gran problema es que ese Centro es otra de las herencias fatídicas que Carrancá legó al Doctor Higuera Bernal.
La titular del órgano no es abogada, desconoce todo lo referente al ejercicio jurídico y por lo mismo su papel es meramente decorativo y de ornato.
La directora de los Centros de Justicia para Mujeres es la psicóloga Alicia Llamas, quien jamás ha integrado una Carpeta de Investigación. Pese a ello, es una de las figuras que Carrancá dejó empoderadas en un área vital.
En el organigrama del referido centro la secunda otra psicóloga que tampoco tiene el conocimiento jurídico que amerita todo proceso penal.
La segunda voz al mando es Mónica Lucía Varquera Serrano quien en Tehuacán es conocida por su vida social, pero como una nulidad para atender los conflictos del género femenino.
Ahí está otro reto para la sensibilidad y el tacto del Doctor Higuera Bernal. Ya comenzó a limpiar la Agencia Estatal de Investigación, seguirá la Fiscalía Anticorrupción y sin duda también debe reestructurar el Centro de Justicia para Mujeres.
Al tiempo.
Como siempre quedo a sus órdenes en Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.