Sábado, 20 de Abril del 2024
Indicador Político

En el año de 2012, la película Zero Dark ThirtyLa noche más oscura, en América– no pudo obtener el Óscar por razones políticas, a pesar del apoyo de la entonces first lady Michelle Obama: al contar el asesinato del terrorista Osama bin Laden, el guion había tenido la participación de la CIA. Y en comisiones de inteligencia del congreso estadounidense se dieron algunas quejas por la filtración de información confidencial.

Aunque las motivaciones fueron más locales y hasta anímicas, la renuncia abrupta de la embajadora de México en los EEUU, Martha Bárcena, por razones personales y no de estrategia geopolítica bilateral, ayudó a adelantar en tiempo preferencial para el gobierno mexicano un movimiento de política interna-externa: la designación de Esteban Moctezuma Barragán como jefe diplomático mexicano en Washington.

El primer indicio estuvo en la carta de septiembre de casi quinientos funcionarios y ex funcionarios del área de inteligencia y seguridad nacional civil, militar y privada a favor del candidato demócrata Joseph Biden y en contra del presidente republicano Donald Trump: los EEUU habían perdido el control hegemónico y dominante del mundo por el enfoque aislacionista y empresarial de la política exterior trumpista.

La renuncia de la embajadora de México en los EEUU, Martha Bárcena, quiere venderse como parte de una lucha personal de la diplomática con el canciller Marcelo Ebrard Casaubón, pero en el fondo se trató de un reacomodo de líneas estratégicas: la diplomática no entendió el enfoque nacionalista del presidente López Obrador y quiso subordinar a México a los intereses que vienen del gobierno de Joseph Biden.

El diferendo México-EE. UU. sobre las reformas a la Ley mexicana de Seguridad Nacional para someter a control a las agencias de seguridad estadunidenses que operan en México sin cumplir con leyes locales se centra en el conflicto entre dos derechos: el derecho soberano de México de tener control sobre agentes extranjeros y el derecho de extraterritorialidad que exige la Casa Blanca para operar en México con las leyes americanas.

El consejero presidente del Instituto Nacional Electoral no fue tan ingenuo para decirlo y la clase política no tiene el candor como para suponer que el discurso de Lorenzo Córdova Vianello en el aniversario de la fundación del IFE-INE fue una severa crítica contra el populismo… en Venezuela.

En un acto de redefinición de la doctrina mexicana de seguridad nacional que pasa de las conductas defensivas al establecimiento de límites a la extraterritorialidad imperial de la Casa Blanca en la lucha contra el crimen organizado en la variedad de cárteles del narcotráfico, el senado de México presentó reformas legales para someter a control a la DEA y a otras agencias estadounidenses que han violado la soberanía nacional.

Lo peor que le puede ocurrir al análisis político es atender los escenarios políticos con sumas matemáticas, cuando en realidad los juegos estratégicos de poder responden a otras necesidades, prioridades y evaluaciones.

La alianza PRI-PAN-PRD para las elecciones legislativas federales del 2021 se está perfilando como una gran fake new. De concretarse sin problemas, su influencia en el proceso electoral será menor, se centrará sólo en las oligarquías que controlan esos partidos y fallará en el reparto de las candidaturas a sus seguidores y no a la sociedad civil.

A la memoria del general Gilberto Hernández Andreu

Si la historia suele ser circular, ahora el PAN y el PRD parecen llevar esa tesis al extremo: luego de haber echado al PRI de los Pinos-la Presidencia a patadas en el 2000, ahora el PAN y el PRD se están asociando con el mismo PRI del 2000 para regresarlo al poder en el 2021 y a la presidencia en el 2024.

A comienzos del próximo año la editorial Indicador Político publicará --en versión impresa y digital-- el libro La contrarrevolución neoliberal de Carlos Salinas de Gortari para ilustrar la forma en que se transitó del Estado social de la Revolución Mexicana al Estado neoliberal de mercado. El ciclo va de del Plan Global de Desarrollo 1980-1982 al Tratado de Comercio Libre de 1994.

El comienzo del tercer año de gobierno y el marco referencial de la Cuarta Transformación (4T) han avanzado a base de decisiones aisladas, Pero la clave de su viabilidad en la construcción de un proyecto posneoliberal radica en la postergada reforma constitucional al Estado neoliberal delamadridista-salinista.

Como la política exterior es una extensión de la política interior y como los EEUU son para México un asunto de política interna y el relevo en la Casa Blanca marcó la llegada de los halcones de la seguridad nacional imperial demócrata-republicana, las posibilidades de la 4-T como proyecto del grupo gobernante requerirá la cancelación de la diplomacia neoliberal mexicana que dejó muy atada el proyecto salinista y una nueva diplomacia posneoliberal.

Las relaciones de los EEUU con México nunca han sido de amistad, cooperación o alianza, sino de dominación. En supremacías imperiales lo peor que le puede pasar al dominador es reaccionar con sentimientos. Por eso la política exterior de la Casa Blanca la planteó John Foster Dulles en plena definición estratégica del papel de Washington en la guerra de Corea: “los EEUU no tienen amigos; tienen intereses”.

La diferencia en los estilos políticos entre Donald Trump y Joe Biden es de matices ofensivos, aunque el pensamiento de seguridad imperial seguirá siendo el mismo. México abandonó el expediente de las preocupaciones estadounidenses estratégicas en 1993 porque el Tratado de Libre Comercio de Salinas de Gortari cedió lo que quedaba de soberanía y nacionalismo.