Viernes, 19 de Abril del 2024
Indicador Político

La decisión de mantener la elección de dirigencia de Morena por la vía de la encuesta constituirá el asalto al poder partidista por Porfirio Muñoz Ledo y el grupo sobreviviente de la Corriente Democrática del PRI (ya sin Cuauhtémoc Cárdenas) para instaurar un modelo de poder semiparlamentario con la dirección del gobierno desde el partido y sus bancadas legislativas, dejando al presidente de la república como un florero.

Desde el rectorado de Guillermo Soberón Acevedo impuesto en 1973 desde Los Pinos para liquidar en una operación porril la propuesta radical del rector Pablo González Casanova, las escuelas y facultades de la UNAM han sido botín de grupos de poder internos. Los rectores flotan entre las complicidades y la corrupción y carecen de hilos de control para imponer reformas.

Si la carta oficial del presidente de la república a la Suprema Corte de Justicia para solicitar la aprobación de una pregunta orientada a investigar delitos y penalizar de manera legal a cinco expresidentes de la república, la mafia de la toga decidió convertirse en un tribunal Robespierre de la Revolución Francesa para investigar “decisiones políticas” pasadas de “actores políticos”.

El partido Morena como primera fuerza política actual se va a decantar en estos días en dos vertientes: su homenaje al presidente Díaz Ordaz que reprimió a estudiantes en el movimiento estudiantil en la represión que marcó el principio del fin del PRI y el juicio popular contra los expresidentes del periodo neoliberal 1988-2018 con o sin la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

Uno de los errores más comunes en el análisis periodístico de sucesos que afectan a la sociedad es asumir la interpretación personal de los analistas como si fueran los estados sociales de ánimo. El debate Donald Trump-Joe Biden se está pasando, en los EEUU. y México, por el filtro de los que los autores suponen que debe ser la política: la ética y el buen comportamiento.

Como no se había visto desde que el subdirector general del FBI, Mark Felt, se alió Bob Woodward y al The Washington Post para forzar la renuncia del presidente republicano Richard Nixon, ahora de nueva cuenta la comunidad de los servicios de inteligencia y seguridad nacional civiles y militares acaban de dar un paso público para pedir el voto a favor del demócrata Joe Biden y contra el republicano Donald Trump.

En la elección presidencial del próximo 3 de noviembre no está a debate la democracia imperial de dominación militar-financiera-mediática, sino la primera crisis de relevo generacional y de nuevos enfoques de seguridad desde el colapso de la Unión Soviética en 1989.

Con seguridad, la referencia no le va a gustar a Porfirio Muñoz Ledo, pero al final de cuentas su carrera política parece reproducirse en la de Gibrán Ramírez Reyes: de la consejería política del Príncipe a posiciones de operación política en los partidos en el poder.

Con seguridad en Palacio Nacional están extrañados que nadie haya preguntado, cuando menos en público, qué quiere el presidente López Obrador de Morena para su proyecto sexenal. Y eso que todos ya saben que las definiciones y gestiones de gobierno se deciden en las conferencias de prensa matutinas, no en los espacios tradicionales del poder.

Aunque nadie parece asumirlo así, la elección de la próxima dirigencia del partido Morena va a definir lo que hasta ahora no se ha querido decidir: qué es Morena como partido político.

Aunque a nadie parece preocuparle, el destino de Morena en este cambio de dirigente podría cerrar el círculo abierto en 1986-1989 por la Corriente Democrática pos-neo-cardenista, convirtiendo al movimiento lopezobradorista en un nuevo PRI diazordacista-echeverrista-lopezportillista de 1976.

Vista en conjunto y apellidos conocidos, la lista de presuntos 667 intelectuales puede impresionar. Pero en una revisión de primera mano se pueden encontrar funcionarios recientemente despedidos, ex funcionarios de gobiernos cuyos presidentes quieren ser juzgados en la plaza pública y… algunos otros.

El tono en que está redactada la carta del presidente López Obrador solicitando al Senado y a la Suprema Corte una consulta sobre las conductas económicas presuntamente delictivas de los ex presidentes Carlos Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo, Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, pudiera llevar a una ruptura sistémica de lo que parece ser sólo una transición dentro de una transición.

Aunque le falta mucho para cumplir su compromiso desde 1988, la carta del presidente López Obrador al Senado para convocar a una consulta para investigar a cinco ex presidentes de la República debería ser la base de una ley de la memoria histórica que fije el deslindamiento del ciclo neoliberal 1979-2018.

El “fraude patriótico” en las elecciones de gobernador en Chihuahua en 1986 que contó y desglosó el presidente López Obrador en una reciente conferencia matutina fue centralizado en la historia negra del sistema político priista por Enrique Krauze en 1997 en su libro La presidencia imperial. Auge y caída del sistema político mexicano (1940-1996), hasta ahora la narrativa más completa del sistema-PRI.

Aunque con el debate de los intelectuales y la política va a ocurrir lo que con otros temas, que llegan, estallan en escándalo y se van sin resolver conflictos; se trata de uno de los asuntos de cultura política prioritaria de la sociedad.