¿Política ficción? No tan ficción.
Resulta que el viernes 22 de mayo, varias organizaciones de la sociedad civil sostuvieron una reunión con la susodicha, en la que se buscaba atender las violencias contra las mujeres durante y después de la pandemia.
Me pregunto ¿Qué habrá pensado Doña Olguita cuando leyó la carta abierta de estas organizaciones, enviada al Presidente con fecha del 6 de mayo, en la que se le cuestionaba sobre los programas presupuestarios orientados a la prevención y atención de violencia contra las mujeres? Ella sabía perfectamente que no podría contestar esa pregunta una vez que la enviaran a atender el tema, y así fue. Las ONG's se fueron casi con las manos vacías, y digo "casi" porque esa reunión, que no pareció haber tocado las fibras más sensibles de la señora secretaria, dio como resultado el lanzamiento de la campaña más lamentable para prevenir la violencia contra las mujeres por parte de la SEGOB: #CuentaHasta10.
Es importante contextualizar que dentro de las inútiles medidas de austeridad tomadas por el Gobierno federal, se encuentran 38 programas prioritarios que están exceptuados del recorte de gastos, sin embargo ninguno de ellos contempla ningún programa presupuestario para prevenir y atender las violencias contra las mujeres. Entonces, deberíamos considerar que como no tienen un centavo, porque claro, las mujeres estamos al final de su lista de prioridades, la campaña antes mencionada fue para lo único para lo que les alcanzó.
Es una burla.
Esta campaña no sólo revictimiza a las mujeres, sino que también nos hace parecer culpables de que los hombres reaccionen violentamente cuando nosotras "perdemos la paciencia", dejándonos de nuevo la responsabilidad de los ataques en nuestra contra.
Yo no creo que Sánchez Cordero haya creído que esa campaña era una buena idea, es demasiado inteligente para eso. Pero su silencio y sus omisiones son una constante traición a las mujeres. Lo único a lo que se ha dedicado la exministra de la Corte, es a dibujar una sonrisa condescendiente y a intentar batear las curvas que le llegan a la presidencia; y hasta eso le ha salido mal.
Ya nadie puede decir que la señora sirve para otra cosa más que para hacer justicia a su apodo: Olga Sánchez "Florero". Qué impotencia y qué decepción.
Y mientras, siguen atentando contra nuestros derechos, esperemos que en algún momento de este sexenio mientras doña Olga se peina preocupada pero desocupadamente en su cama, alguien tenga las suficientes agallas para decirle al señor Presidente que nos están matando, y que no puede ir por la vida echándonos la culpa ni minimizando el valor de nuestras vidas.