Tiene adelantado la construcción de su proyecto y sus allegados trabajan a la par para ganar adeptos, pero el ex edil debe sortear diferentes obstáculos que fue ganando en los últimos años.
Eso lo puede llevar a un desgaste que incluso lo puede dejar fuera de la contienda interna o tener que ceder posiciones para lograr la nominación, algo que no está acostumbrado Rivera Pérez porque siempre quiere ubicar a sus incondicionales en los mejores puestos.
Nombres como José Antonio Gali Fayad y Jorge Aguilar Chedraui e incluso Oswaldo Jiménez López, pueden dar la sorpresa pese a los señalamientos que pesan contra cada uno.
Existe una falsa idea que Eduardo Rivera Pérez sea el único de la lista del PAN que puede alcanzar la candidatura.
El escollo que tiene que resolver está precisamente más a nivel interno que externo.
No tiene críticas por parte del grupo en el poder e incluso se habla que desde Casa Aguayo no verían mal que fuera candidato e incluso el presidente municipal, por la buena relación que tiene el panista con David Márquez, actual secretario de Gobernación estatal y regidor en el trienio de Eduardo Rivera.
El tema está, insisto, está a nivel interno.
Tiene cuentas pendientes con diferentes expresiones de Acción Nacional.
La primera a enfrentar viene de la dirigencia nacional encabezada por Marko Cortés.
Rivera Pérez le jugó en contra al apoyar en 2018 las aspiraciones de Manuel Gómez Morín. Así que el líder nacional del blanquiazul no lo tiene en su lista de preferidos y desde luego preferiría a otra persona.
Caso similar sucede con la dirigencia estatal.
Genovena Huerta tiene mala relación con el ex alcalde producto del paso de los años donde la primera fue ignorada por el segundo cuando comenzaba su carrera política en el panismo.
Un tercer elemento, se sustenta en los demás grupos del PAN que estarían en desacuerdo porque la repartición de posiciones de primer nivel, quedarían en manos de los “yunquistas” que lidera Eduardo Rivera.
Al panista se le conoce como un tipo duro y casi intransigente cuando se trata de la distribución de posiciones para todos los grupos. Cede los cargos de menor rango y candidaturas que difícilmente pueden ganarse en una contienda.
No existe confianza que cambie su postura y menos ante las amplias posibilidades de recuperar Palacio Municipal ante el pésimo desempeño de Claudia Rivera Vivanco, quien cada día denota más su falta de experiencia y de capacidad en gobernar la capital poblana.
Antonio Gali Fayad está en la lista de espera como potencial candidato externo y puede lograrlo, si logra sortear el tema de sus cuentas públicas durante su paso en la llamada mini gubernatura.
La revisión de los estados financieros no es tema de importancia en estos momentos desde el congreso local. Los diputados morenistas y sus aliados, están a la espera de recibir la orden de su jefe de Casa Aguayo para ir en su momento con todo contra el ex gobernador.
Si Gali logra salir avante, entonces Eduardo Rivera tendrá verdadera competencia y dejar de lado los aires de confianza que ya tiene en la bolsa la nominación del blanquiazul.
Aproximadamente en octubre habrá de conocerse el método de selección del candidato y lo que menos de conviene a Eduardo Rivera es la votación interna.
La dirigencia municipal del PAN a cargo de Jesús Zaldivar no es suficiente para lograr la victoria. Así que todavía existe camino por recorrer.
Por cierto, ¿alguien tiene conocimiento del trabajo del dirigente municipal panista, quien prácticamente no toca la gestión de Claudia Rivera Vivanco y menos la del gobierno estatal?
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@Marcomironc