Ella dijo lo que nadie se había atrevido a decir antes, dándole cátedra a todos y a todas las senadoras de Morena, incluida Malú Micher, sobre cómo México está en los primeros lugares de porcentaje de letalidad por COVID-19, con un sin fin de datos que les fue imposible refutar. Ella habló por todas las familias de lxs más de 85,000 muertxs por la pandemia, y representó la impotencia de la ciudadanía ante la ineptitud de quien fue nombrado para dar la cara por el Gobierno federal.

Después de su participación, Lilly Téllez tuvo que soportar tres días enteros de ataques en su contra, con una operación de bots en Twitter y cuentas falsas en Facebook, comparando su intervención con la actuación de Purificación Carpinteyro en el debate del 2018, y tachándola de ridícula porque no tenían nada más con qué defenderse.

Lo que nos queda claro, es que el gobierno en turno es un circo de ocho pistas, y en una de ellas bailan las redes sociales, dando un espectáculo mucho mejor montado que en cualquiera de las administraciones anteriores.

Lilly Téllez les dio un golpe que no va a ser fácil de olvidar, pero lo más importante de todo, es que ellos le dieron todo el material para hacerlo, ¿Y por qué es lo más importante? Porque eso sólo refuerza la pésima actuación de la administración actual, y demuestra su falta de capacidad hasta para defender lo que hacen, su apuesta a la mitomanía y su incesante necesidad de hacerle creer a la gente que lo están haciendo bien, pues la descalificación es lo suyo.

Preguntaba mi amigo Manuel Díaz en Twitter (@diaz_manuel) si alguien podía refutar los datos que lanzó la Senadora, y después de leer 1,122 comentarios al calce, me queda claro que lo único que saben hacer es seguir recurriendo a las metidas de pata de otros actores para camuflarse en las redes, que si bien no son un termómetro social, definitivamente sí son un parámetro de la polarización que vivimos.

Lilly Téllez, hoy, se lleva las palmas.