Históricamente hemos sido testigos de la evolución de grandes marcas, de modelos económicos, de las ganancias que se obtienen en las ventas por volumen, en la fuerza que adquieren los movimientos sociales cuando existe una buena organización y la causa es un beneficio común.
Tomo estas comparaciones porque en los últimos meses, tras la pandemia, nuestros hábitos de consumo han variado y se han enfocado más en lo local, en el apoyo a los pequeños productores o detallistas quienes acercan a la sociedad bienes y ser vicios y, que en muchos de los casos, poco tienen que ver con un precio menor, sino con la experiencia y en un consumo más consciente.
Esto es una enorme oportunidad que debemos aprovechar para mirar hacia nuevos horizontes.
Miles de nuevos emprendedores han surgido en todos los gremios, desde quienes incursionaron en el ámbito de la elaboración de alimentos, accesorios, compra venta de artículos de cuidado de la salud, moda, cosméticos y más, pero… ¿Y si lo hiciéramos en grupo?
No es lo mismo fabricar algo en pequeña escala, que hacerlo de forma masiva aun cuidando los detalles para conservar su valor artesanal, y así poder disminuir significativamente y de paso, involucrar a más personas que se verían beneficiadas.
Las grandes potencias mundiales en temas de producción y por ende, con excelentes condiciones económicas, han visto en la unión y en la especializan en algo en particular, una gran oportunidad para dominar el mercado.
Imaginemos por un momento que tenemos una parcela en nuestra casa, en esa parcela producimos unos cuantos kilos de rábanos, mismos que nos pueden servir para consumo propio y el excedente lo podríamos vender en la verdulería de la esquina sin ver tanta ganancia, pero, imagina que en casa de tus papás, tíos, hermanos y hasta amigos también pones una y en vez de producir y vender un par de kilos, pudieras vender muchos más y en otros mercados.
Cuando nos profesionalizamos, especializamos, enfocamos en algo en particular y hacemos equipo, podemos obtener muchos beneficios y reducimos tiempo, dinero y esfuerzo.
Ahora escalemos esta dinámica a temas mayores, como cuando se habla de los países árabes como los mayores productores de telas, tapetes, alfombras y más; o París como la ciudad de la moda, o Japón como la cuna de la tecnología o China como el país manufacturero por excelencia.
Es momento de abrir nuestro contexto para crear una realidad diferente, lograr metas para beneficiar a un mayor número de personas, como proveedores directos e indirectos, y así apoyarnos como lo que somos, unos auténticos… UNIVERPRESARIOS.