Mientras pasan las horas sucede de todo dentro y fuera del recinto; por ejemplo, en voces de diferentes trabajadores del Gobierno del Estado se dice que presuntamente se operó, desde una oficina importante, una nota con un medio local en la que se ventilaron los datos personales de una de las activistas, incurriendo en una falta que incluso podría llegar a oídos de la Fiscalía. ¿Pero a quién le importa que llegue a oídos de la Fiscalía cuando, al parecer, son servidores públicos estatales quienes, por una afrenta política con la presidenta municipal, cometieron una violación a los Derechos Humanos de la agraviada? Nos importa a las feministas. Somos más de 600 activistas de todo el país apoyando a las chicas que están acuerpando la protesta, y que pasan las noches en vela luchando por el derecho a decidir sobre nuestro propio cuerpo. 

No se vale que por querer hacer de esto un tema meramente partidista, se lleven entre las patas a estas mujeres que lo único que están haciendo es ejercer su derecho a la libre manifestación, tomando un inmueble que, además, está vacío. Aquí estamos observando muy de cerca, a las y los políticos de la administración en turno que quieren hacerles daño; de una vez les decimos fuerte y claro: no se los vamos a permitir. 

Las compañeras sí están haciendo historia, porque es gracias a éllas que el debate a un tema tan importante, y por el que mueren miles de mujeres al año, se está abriendo forzosamente a la opinión pública para hacerse realidad.

Deseo de todo corazón que resistan, mientras las demás les aventamos la lámina a quienes las intentan reventar. No están solas, somos muchas mujeres las que alzamos la voz para respaldarlas.