En México el hogar se ha vuelto un espacio donde más allá de los integrantes de una familia, convive la víctima y el victimario, claro está que casi siempre la víctima es una mujer.

¿Qué ironía no? Las mujeres en este país tienen que convivir –por no decir atender– con su asesino, y más en tiempos de cuarentena donde la convivencia se incrementa 24/7, esperando sólo un detonante para que algo trágico ocurra.

Muy a menudo suelo escribir sólo la violencia hacia la mujer, feminicidios y sinnúmero de actos atroces por los cuales sufre la mujer en México todos los días y que sin duda, deben ser erradicados, pero durante esta cuarentena y con un virus letal por todos lados, no podía dejar este tema atrás.

Pasan los días y cada vez la violencia hacia las mujeres gana terreno, según información de la ONU, donde señalan que el hogar es un lugar poco seguro, y durante estos 40 días el encierro y la ansiedad se mezclan como un detonante perfecto sumamente para la violencia y el maltrato a las mujeres.

Es alarmante ver las cifras en nuestro país, donde miles de mujeres están siendo violentadas, paradójicamente es más probable que mueran dentro de sus casas que en la calle por el COVID-19.

En lo que va de  cuarentena se ha registrado un aumento del 60 % de las llamadas por violencia de género y las peticiones de asilo subieron un 30 % según la Red Nacional de Refugios; por otro lado la Fiscalía General de la República, reportó un aumento del 7.2 % de los detenidos por violencia intrafamiliar.

Quienes atentan contra las mujeres han encontrado un refugio en el coronavirus, la cuarentena es el campo ideal para que pueden atacar estos desgraciados.

Por ello, debemos ser solidarios y denunciar cualquier acción de violencia que veamos, no podemos permitir que las muertes del coronavirus maquillen las cifras alarmantes de los feminicidios.

Recuerden que no están solas, siempre habrá alguien dispuesto a hacer algo por nosotras, no bajemos la guardia, si estás en alguna de estas situaciones llama a los números de ayuda, avisa a algún vecino o familiar, pero no dejes que tu vida se ponga en riesgo con alguien de tu propia casa.

Cuídense, nos leemos pronto.