Luego de que la ciudad de Puebla se ubicara en el primer lugar nacional en percepción de inseguridad durante el último trimestre de 2019, donde el 92.7% de la población sentía que era inseguro vivir en la capital, el Gobierno del Estado trabajó la ruta de la colaboración con el municipio para atender esta situación. Se activaron las reuniones entre Claudia Rivera y Miguel Barbosa para abordar el tema, sin embargo, parece que el municipio no supo leer la urgencia de tomar acciones concretas.
Por su parte, el Ejecutivo Local -como todos somos testigos- realizó un intenso despliegue de la policía estatal en toda la capital y la zona metropolitana; ejerció su facultad constitucional de asumir el mando de la fuerza pública en el municipio, cumpliendo un principio fundamental para enfrentar a la delincuencia: unidad de mando. También realizó ajustes en su gabinete e intensificó la limpia en las instituciones de seguridad pública, entre otras acciones.
Desafortunadamente, desde el Municipio de Puebla adoptaron la ruta de la confrontación mediática. La respuesta a las acciones del gobierno estatal desde el Palacio municipal ha sido de carácter político, nada de acción ejecutiva para colaborar en resolver el problema.
Los resultados están ahí, la percepción de inseguridad disminuyó en casi seis puntos porcentuales para ubicarse en 86.8% que aunque no es una cifra para echar las campanas al vuelo, representa que nuestra ciudad ganó trece lugares en el ranking nacional y se aleja del top de las zonas urbanas con mayor sensación de inseguridad.
También significa que las acciones del gobierno estatal llevaron a nuestra ciudad al pequeño grupo de las ocho zonas urbanas -dentro de las 86 que se miden- que tuvieron mejoría en su percepción de seguridad. Durante este periodo solo mejoraron las demarcaciones territoriales de Cuauhtémoc y Gustavo A. Madero en la Ciudad de México y los municipios de Lázaro Cárdenas, Michoacán; Tlalnepantla de Baz, Estado de México; Ciudad Juárez, Chihuahua; Veracruz, Veracruz; Tapachula, Chiapas; y destacadamente Puebla, Puebla.
El avance en el tema de percepción de inseguridad es de reconocerse, pero es fundamental que de una vez por todas el Municipio de Puebla asume con responsabilidad el tema y se dispone a colaborar con quien ha demostrado tener la visión ejecutiva que se requiere para atender la seguridad pública en la capital.
Son momentos complicados. Las consecuencias económicas del COVID-19 podrían tener una repercusión en los índices de inseguridad, sobre todo, en la capital y la zona metropolitana por ser el epicentro de la epidemia en el Estado y por su dinámica social. Esta situación se va afrontar, estoy seguro, desde el Gobierno del Estado con, sin o a pesar del orden municipal.