No comparto la idea del ausentismo colectivo. En mi opinión, debemos congregarnos  en las plazas históricas y unificar nuestra voz hasta que el eco de las consignas sea el principio de un cambio.

Es momento de hacernos visibles, de estorbar a quienes piensan que vamos por buen rumbo. De incomodar a quienes piensan que no ocurre nada. De enfrentar a quienes patéticamente nos representan.

Quienes piensan que quemar algo es necesario, adelante. Quienes rompen los cristales por impotencia, no se detengan. Quienes pintan los monumentos históricos como un karma a lo que nos hacen, están en su derecho.

El marco del Día Internacional de la Mujer es el día perfecto para que ocurran todas las ideas, para que se escuchen todos los discursos y para que ocupemos todas las portadas.

Debemos ser la voz de las familias que lo han perdido todo por los feminicidios, esa voz atrapada por el dolor y la impunidad de las autoridades.

Así nos quiere el machismo, detrás de las puertas, mirando por la esquina de la ventanas tras una cortina. Simulando que no pasa nada y que si así lo fuera, no vale la pena salir a luchar.

Quiero que sepan que cualquiera que fuese su decisión, ahí estaré apoyándolas, replicando todo los contenidos que abonen a detener esta masacre, porque es momento de la unidad bajo la luz de día, lejos de las trincheras y al frente de este fundamental movimiento.

Mi solidaridad con todas ustedes.