Miercoles, 24 de Abril del 2024
Martes, 14 Julio 2020 02:37

Lo que la pandemia nos quitó

Lo que la pandemia nos quitó Escrito Por :   Irma Sánchez

Cuando cruzábamos vasos, abrazos y repetíamos la trilladísima frase “que el año nuevo, el 2020 sea mejor, haya prosperidad y salud”, qué lejos estábamos de percibir la caótica realidad que nos aguardaba el 2020, con todo y que ya comenzaban a llegarnos desde Asia noticias sobre el surgimiento de un endemoniado virus microscópico que marcaría un parteaguas en el rumbo y ritmo que llevaba la humanidad.


 

Siete meses después, cuánta tragedia, luto, nos ha dejado ese virus y lo peor es de que la humanidad todavía no lo asimila y por lo tanto no lo toma en serio, lo desafía con irresponsabilidad e ignorancia. Es decir, la propia humanidad minada por la paralización del confinamiento al que obligó a hombres y mujeres, niños, jóvenes, maduros, ancianos, letrados, ignorantes, pudientes y vulnerables, cuatro meses después, muchos no logran asimilarlo, mientras otros se retuercen en su desdicha.

 

La llamada “pandemia del siglo” vino a acabar con familias, de acuerdo con el índice de divorcios en trámite y decesos por contagio.

 

Vino a acabar con el rayo de luz que muchos tenían en el nuevo año por proyectos personales de estudios, de trabajo. Algunos se quedaron ahora con un título impreso por computadora y sin posibilidades de ganar un espacio en el mercado laboral. Otros hacían planes para conseguir un mejor empleo. La pandemia de entrada con la paralización a la que obligó, detuvo el mercado laboral y peor aún, lo ha ido reduciendo a lo largo de estos más de 120 días de paralización.

 

En las películas nos impactaba pero nunca nos atrevimos a trasladar a nuestra realidad escenas de gente que se cae muerta en la calle contagiada, con complicaciones de salud y sin atención.

 

Jamás pensamos que México, pese a un fenómeno de permanente empobrecimiento, iba a registrar escenas con larguísimas filas de jefes de familia con una bolsa lista para recibir una despensa, o recipientes en comedores comunitarios para alimentar a los suyos aunque sea una vez al día.

 

Nunca visualizamos que sectores deprimidos fueran víctimas del corte de los servicios de luz, agua y gas.

 

¿Cómo viven ahora? Sobre todo cuando se insiste en ahondar los hábitos de higiene.

 

Tanta tragedia junta sólo la veíamos con lágrimas en los ojos en las películas de Pedro Infante.

 

Y ahora resulta que de pronto toda esa tragedia la experimentamos muy cerca, a unos pasos. ¡Oh Dios! exclaman los norteamericanos.

 

Es nuestra realidad-COVID.

 

Hoy la humanidad ha experimentado todo.

 

Y cabe una pregunta.

 

¿Nos faltará más?

 

Y una de las respuestas la podemos encontrar al ver escenas de personas socializando en cualquier parte, con una bebida en la mano, sin cubrebocas, abrazándose y muertos de la risa burlándose de los que se cruzan en su camino con uniforme de personal sanitario y los protegidos con careta, cubrebocas y guantes.

 

Solo hay que recordar, “cada quien habla según le va en la feria”.

 

Y añadiría, “a cada capillita le llega su fiestecita”

 

Y no es desearle el mal a nadie.

 

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