Las lecciones no las aprendemos, con todo y el dolor, la desesperanza, la incertidumbre y el duelo que nos ha dejado la pandemia con su confinamiento.
Ocho meses de encierro y paralización no han sido suficientes para responsabilizarnos de nuestra propia integridad.
Apenas nos dieron una mínima libertad para regresar a la normalidad, y muchos abandonaron el confinamiento y se lanzaron a la calle, a las tiendas sin respetar las recomendaciones de la Sana Distancia, el cubrebocas y la sanitización.
Si bien el confinamiento ha llevado a alterar la conducta de muchas personas que no gozan de espacios amplios y un buen ambiente familiar, es reprobable que se expongan y expongan a los suyos volcándose en los lugares de concentración entre irresponsables.
Este fenómeno se da por seguro que desencadenará un repunte de contagios cuando comience a correr el último mes de este atípico e ingrato 2020, y para entonces, las autoridades tendrán que ser drásticas en retroceder el semáforo sanitario.
Los poblanos corremos el riesgo que han corrido otras entidades y países en las que de plano para mantener a la gente en su domicilio tienen que aplicar un golpe de queda.
Pero la tragedia no termina volviendo a encerrarnos, la tragedia desencadenará serios problemas de desempleo y ahondará la pobreza y el hambre que ya se vive a juzgar por la concurrencia que registran los comedores populares, los dispensarios en los que se entregan despensas y ropa, y a lo que se observa en las calles, en los cruceros con ejércitos de limosneros y gente que improvisa piruetas, bailables, la que limpia parabrisas, o de plano extendiendo la mano para conseguir una moneda.
Esto pese a que el presidente no se casa de repetir en sus mañaneras de que “no pasa nada”, “estamos re bien” y ahora por decreto se lanza a decir que contendrá las lluvias en Veracruz, Tabasco y Chiapas.
¿Qué hicimos para merecer un líder tan insensato?
La respuesta puede ser que ante tanta corrupción y dispendios escandalosos, 30 millones de mexicanos consideraron que era la opción para redimir al país y a más de 50 millones de mexicanos que ya la pasaban mal. Pero oh decepción, entre falta de experiencia y derroche de soberbia e irresponsabilidad, la estamos pagando muy cara.
¡¡¡Aprendamos la cara lección!!!!