Presenciamos que quedaron atrás, en la historia, “aquellas formas” en las que no se le contradecía al superior.

 

-¡Que los cocodrilos vuelan!

 

-Bajito, bajito, señor gobernador- se la adjudicaban al gobernador Mariano Piña Olaya.

 

-¿Qué hora es?

 

-¡La que usted disponga, señor gobernador!

 

Y por ahí se iban de diputados a gobernadores, de gobernadores y secretarios de estado al presidente.

 

Hoy el gobernador de Puebla, Luis Miguel Barbosa, da señales de que, sin alterar el marco de respeto, la verdad es sólo una y que no son días para callar y obedecer.

 

Esto quedó de manifiesto en “su mañanera” de éste miércoles, cuando precisó que la Federación manipula datos para tomar decisiones.

 

Explicó que Salud federal dijo que Puebla dispone del 87 por ciento de sus camas con ventilador y de un 83 por ciento de sus camas-hospital para atender a pacientes COVID-19.

 

“Estos datos no son así”, y lo que tiene Puebla es para atender a los poblanos, ante todo. Y esto porque a la entidad no se le ha dado el debido apoyo para enfrentar la pandemia.

 

Así el gobernador desmintió y aclaró que la entidad no ha recibido más que cubrebocas, y sostuvo que lo que hay en Puebla es para los poblanos.

 

Y es que desde la Secretaría de Salud se pretende enviar a los hospitales de Puebla a contagiados de la ciudad de México y del Estado de México, entidades que deben resolver sus problemas y necesidades, como lo ha hecho Puebla.

 

Después de esta aclaración y defensa, el gobernador Barbosa dejó abierta la puerta para aclarar cualquier duda que se tenga sobre el trabajo y manejo de la pandemia en su entidad.

 

Aclaración y posición que habla de que éstos, ya son otros tiempos, y de un estilo personal de gobernar sin el clásico sometimiento que históricamente se hacía ante el superior.

 

Ahora el gobernador sólo tiene un tema pendiente con los poblanos, ¿Por qué sigue trayendo a personas de otras entidades para gobernar?

 

Eso sí desata comentarios y elucubraciones, como las que surgieron en los tiempos morenovallistas, y que él deploró en campaña.

 

DEP

 

En la orden de los Dominicos que tienen bajo su responsabilidad nuestro majestuoso templo de Santo Domingo, hoy hay luto. Falleció uno de sus pilares actuales, el querido y respetado sacerdote Antonio Peinador, de origen hispánico que llegó a Puebla el siglo pasado y no se movió a otra sede porque sintió en Puebla las condiciones para pasar el resto de sus días.

 

Fray Antonio Peinador hizo una gran labor en la permanente lucha para mantener digno y de pie el templo de Santo Domingo, que ha sufrido el impacto de los movimientos telúricos.

 

Portando siempre su impecable hábito blanco, disfrutaba por las tardes del arte heredado por los maestros albañiles que construyeron y decoraron las naves del majestuoso templo considerado una joya arquitectónica y artística heredada a la humanidad. Sentado desde una banca recibía a los católicos para el acto de confesión.

 

No faltaba un día a estas bancas, a las que llegaban atribulados católicos en busca de ser escuchados para recibir el mejor de los consejos para enfrentar los retos de su vida.

 

Semanas enteras no salía del templo, sólo subía a su austera casa.

 

Rodeado del cariño de muchos poblanos terminó sus días con padecimientos que se complicaron por sus casi 9 décadas de vida.

 

Le emocionaba platicar sobre el arribo de su orden que fue la segunda en llegar a México en 1524, y de la que una vez asentada con sus primeros 13 dominicos, desde la Santa Sede llegó la noticia de la designación de Fray Julián Garcés como primer obispo de América, con sede en Tlaxcala desde donde atendía Tlaxcala y Puebla.

 

Descanse en paz fray Antonio Peinador, quien un día se quejó de la delincuencia que depositaba billetes falsos de alta denominación en las charolas de la limosna y pedía cambio. Colocaban billetes de 500 y pedían 450 pesos de vuelto.

 

Práctica que lamentablemente se generalizó en los templos en los que se tuvo que decidir que ya no se daría cambio en las limosnas. Si el depositante no tenía billetes de baja denominación, que se abstuviera de dar limosna y que la cantidad la guardara para otra visita al templo.

 

Descanse en paz, quien dio su amor y entrega a Puebla.

 

Durante la pandemia hay cosas buenas

 

Vamos a las noticias que surgen en medio de las malas de la pandemia y la cuarentena.

 

Alejandro Rivera, que nunca ha dejado de estudiar al Popocatépetl, sobre el que ha escrito muchos libros, ensayos, reportajes, con la precisión de sus estudios especializados de vulcanología, hoy sorprende con un nuevo libro, pero ahora sobre dinosaurios.

 

Lo titula “Megaforma del Pleistoceno del Estado de Puebla”

 

Listo el volumen salido de talleres tendrá que esperar a que la vida regrese a la normalidad para presentarlo formalmente, y sin lugar a dudas que se tratará de un documento obligado para los apasionados en el tema.