Viernes, 19 de Abril del 2024
Miércoles, 08 Julio 2020 02:06

El encuentro de AMLO y Trump

El encuentro de AMLO y Trump Escrito Por :   Gabriel Sánchez Andraca

LOS MEXICANOS SOMOS UN PUEBLO de flaca memoria, nos olvidamos que los encuentros entre los mandatarios de México y los Estados Unidos siempre han sido considerados como necesarios, pues somos pueblos vecinos con más de tres mil kilómetros de frontera común; nos olvidamos que los gobiernos estadounidenses siempre han sido abusivos con los pueblos de América Latina.


 

 

Ya don Porfirio Díaz hace más de cien años había pronunciado una frase que subsiste hasta la fecha: “Pobre México, tan lejos de Dios y tan cerca de los Estados Unidos”. Nos olvidamos que se apropiaron en el siglo XIX de más de la mitad de lo que entonces era México; nos olvidamos que en los conflictos armados por razones políticas, ellos han sido los grandes proveedores de armas para los dos bandos en pugna, como ahora lo son de los grupos delincuenciales, incluso de los narcotraficantes, que ellos han exigido que los combatamos en nuestro territorio y nos proporcionan armas para ello, pero no dejan de venderles armas a los delincuentes, como ha quedado demostrado en el operativo ‘rápido y furioso’ en los tiempos de Felipe Calderón y en el Plan Mérida; que ha habido gobiernos mexicanos que han permitido la acción de agentes armados estadounidenses en nuestro territorio. En fin, nos olvidamos de muchas cosas.

 

              Ahora que la oposición derechista al gobierno de AMLO hace críticas al viaje del presidente a Washington y personas de la clases medias que se unen a ese coro de condenas diciendo que se va a poner de pechito, que Trump lo obligará a tomar medidas políticas contrarias al interés de nuestro país, se olvidan que este presidente mexicano tiene convicciones políticas firmes, como las tuvo Cárdenas, Ávila Camacho, Ruíz Cortines, López Mateos y otros presidentes mexicanos. Que es un presidente patriota y convencido de su papel de representante de un pueblo digno y orgulloso de su pasado, y que no puede traicionar a ese pueblo que lo llevó al poder con el más elevado número de votos que haya recibido algún otro a lo largo de nuestra historia.

 

              López Obrador es un profesional formado en escuelas públicas mexicanas, y en la UNAM. No es exalumno de Harvard, ni estudió en la universidad de Boston o en alguna otra institución de prestigio de los Estados Unidos. No tiene la idea de hacernos un país del primer mundo que encontró, mejor dicho, recibió un país podrido por la corrupción galopante que estuvo a punto de perder su soberanía energética como ya casi había perdido su soberanía alimentaria al tener que importar maíz y frijol, base de la alimentación del mexicano, arroz, trigo, leche en polvo y hasta carne de bovino que antes nosotros exportábamos.

 

              Además, no habrá secretos bien guardados de las pláticas entre los dos mandatarios: el mismo presidente López Obrador se encargará de informar abiertamente en una de sus conferencias mañaneras lo que hablaron en las mesas de trabajo y lo que acordaron.

 

              EL GOBERNADOR MIGUEL BARBOSA dijo ayer en su conferencia televisiva que las medidas de no permitir la apertura de restaurantes, hoteles y algunos comercios y el no permitir que los comerciantes ambulantes y los trabajadores informales vuelvan a sus actividades no son medidas políticas, sino de responsabilidad social. La Secretaría de Gobernación a cargo del licenciado David Méndez Márquez, está dialogando con los trabajadores informales para explicarles la situación sanitaria a la que se enfrenta el estado y pedirles su comprensión.

 

        Agradeció a hoteleros, restauranteros, propietarios de establecimientos comerciales y de talleres y fábricas su compresión a este problema y su decisión a esperar el momento para poder reanudar sus actividades.

 

           Anunció la visita del cónsul de México en Nueva York en los próximos días para entregar las cenizas de los poblanos fallecidos en el vecino país a sus familiares y amigos.

 

          CADA DÍA SE PONE MÁS DE MANIFIESTO la falta de apoyo que el partido del presidente -Morena- le brinda al mandatario en su lucha por llevar adelante la Cuarta Transformación.

 

           Ese partido está dividido, confrontado internamente, no por razones ideológicas, sino por posiciones electorales que se pelean unos a otros.

 

           El problema de base ha sido su carencia de líderes nacionales y regionales. Es un partido sin estructura y lógicamente, sin organización, sin disciplina, sin solidez ideológica.

 

           Tuvo una presidenta nacional –Polevnsky, parece que es su apellido-, que en vez de organizar al partido para convertirlo en una verdadera fuerza política de apoyo y respaldo a quienes llevaron al poder, mediante el adoctrinamiento de sus militantes, su capacitación política, su ideologización progresista para entender la Cuarta Transformación. En vez de editar un periódico o revista que ilustrara a sus militantes sobre los fines o propósitos del mandatario, como lo han hecho todos los grandes partidos del mundo, se dedicó a comprar casas por todo el país, dizque para sus comités estatales que nadie sabe que existen. En Puebla, se supo que Morena era presidido por el diputado local Gabriel Biestro Medinilla y que tenía dos diputados locales conflictivos y misóginos, que finalmente fueron anulados, pero nada más. No hay ningún trabajo de organización, de estructuración. No hay siquiera un intento de unir a los militantes para defender a su fundador, el presidente López Obrador de los muchos, y la mayor de las veces infundados ataques que recibe. Qué lástima.            

              

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