Este mes, como ocurre todos los años, es muerto para la política, pues aun con el problema de la pandemia, se avecinan fiestas que son de tipo familiar y social. No debe haber reuniones numerosas de ningún tipo, pero no podrán evitarse las pequeñas reuniones familiares para intercambio de regalos y lo que se acostumbra en esta temporada.

 

           Tanto el partido Morena, como la coalición conformada por el PRI, PAN y PRD, están obligados a escoger a sus mejores hombres y mujeres para lanzaros a la conquista de diputaciones federales, 15 en el estado de Puebla, como locales, que son 26, así como a quienes integrarán las 217 planillas para la renovación de los ayuntamientos de la entidad. No será fácil ni para el partido en el poder, ni para la increíble alianza de tres partidos que fueron, durante muchos años, adversarios entre sí.

 

           Muchos diputados y ayuntamientos morenistas han fracasado por la falta de resultados y en muchos casos, por constituirse en un estorbo, en vez de un apoyo, para la Cuarta Transformación del presidente López Obrador.

 

           La dirigencia estatal de Morena está obligada a esmerarse en la selección de quienes puedan garantizar no solo la honradez en el desempeño de sus funciones, sino la eficiencia. La camada de ayuntamientos que gobierna Morena en la entidad poblana ha dado pobres resultados y en algunos casos, hasta han sido conflictivos.

 

           Los dos principales municipios de la entidad son el de Puebla capital del Estado y Tehuacán. Y en ninguno de ambos casos será posible la reelección.

 

           Doña Claudia Rivera no pudo ganarse la confianza de la ciudadanía, por su falta de experiencia, su carencia de oficio político y su alejamiento de la sociedad en general. Y en el segundo caso, Tehuacán, los conflictos internos entre los panistas y morenistas fueron tan fuertes que ese municipio, en vez de avanzar, ha retrocedido en los dos años de gobierno del actual Ayuntamiento que está prácticamente deshecho.

 

          En el Congreso del Estado, hubo dos diputados identificados con Morena, pues llegaron a través de partidos aliados, de los que se habló mucho al iniciar sus funciones la actual legislatura y ahora ya nada se dice de ellos, pues fueron desconocidos por sus propios correligionarios al ser acusados de misóginos por diputadas y diputados de izquierda.

 

          La misma falta de organización del partido Movimiento de Renovación Nacional es una desventaja, aunque le ayuda, y mucho, el prestigio que el presidente López Obrador tiene entre el grueso de la ciudadanía.

 

          Si Morena no se organiza bien y designa buenos candidatos, perderá posiciones tanto en municipios como en el Congreso local.

 

          PERO LA OPOSICIÓN CONFORMADA por partidos tan disímbolos como el PRI-liberal, el PAN-conservador de derecha y el PRD-conservador de izquierda, no están en su mejor momento. No hay objetivos comunes, a excepción de sacar a Morena de los ayuntamientos ganados y dejarlo en minoría tanto en el Congreso federal, como en el local.

 

          Sus candidatos, para el puesto que sea, carecen de credibilidad y sus partidos son culpados, con razón, del desastre nacional en lo referente a inseguridad y violencia, al derrumbe de las empresas PEMEX y Comisión Federal de Electricidad, a la enorme deuda pública que México tiene con organismos como el Fondo Monetario Internacional y Banco Mundial y a la enorme corrupción en las altas esferas de gobierno, tanto por la substracción de fondos públicos, como por la condonación de miles de millones de pesos por impuestos, a las grandes empresas principalmente extranjeras,

 

           Y no solo eso: el desastre educativo en todos los niveles y la muy difícil situación en que se dejó el servicio público de salud, que tuvo que medio recomponerse terminando hospitales a medio construir e improvisando otros para poder hacer frente al coronavirus que hay que reconocer, provocó graves problemas en todos los países del mundo, aun en las consideradas las grandes potencias científicas y económicas.

 

           LOS TRABAJADORES MEXICANOS EN los Estados Unidos están demandando por voz de uno de sus dirigentes, Plácido Jiménez Amigón, ingresar a la política mexicana con candidatos propios.

 

           Dicen que hace 20 años lograron votar desde el extranjero en las elecciones mexicanas y ahora quieren participar como candidatos de los diversos partidos políticos del país, a los diversos puestos de elección popular.

 

           Son 38 millones de connacionales viviendo en el vecino país del norte y sus envíos de dinero a sus familiares constituyen una de las principales fuentes de captación de dólares en México. Tan solo en la Mixteca poblana, se calcula que la derrama entre las familias de trabajadores migrantes es del orden de los mil 800 millones de dólares.