Este día, cuando el gobernador Luis Miguel Barbosa publique el decreto en el que se establece el retraso en el arranque de Volkswagen y el sector automotriz por el pico de contagios y muertes en la entidad, podrá marcarle a la secretaria florero de Gobernación  y decirle que el que avisa no traiciona.

 

 

Les dijo al gabinete federal que tomaría medidas, y las tomó. A eso lo orillaron y en vez de dar un paso atrás, dio uno adelante.

 

 

Ese decreto será un cisma, un boquete histórico para el centralismo con el que López Obrador diseñó su 4T: gobernadores tapetes, floreros, incapaces de hacer valer su soberanía estatal. Se lo habíamos anticipado antes que nadie este choque de trenes.

 

AMLO supuso, además, que los gobernadores pagarían los pecados cometidos por el gobierno federal antes, durante y después de la pandemia. Que los iba a exhibir como mansos y luego regresarlos a la cuadrilla.

 

Con Barbosa, por lo menos, se equivocaron en su lectura política, en su personalidad y en su juego estratégico.

 

Por supuesto, el decreto no garantiza nada por sí mismo, pues aunque el vicepresidente de Comunicación de VW, Mauricio Kuri, le dijo ayer a Azucena Uresti que la trasnacional respetaría las determinación de la autoridad competente, evadió 20 veces comprometer su obediencia al decreto del gobernador poblano.

 

¿Se atreverá VW a violar el decreto del gobernador?

 

¿López-Gatell, la secretaria florero o alguien más del gobierno federal va a maniobrar para ayudar a la VW?

 

¿Cuáles serán las consecuencias económicas, financieras, para el poblano, y cuáles las represalias que tomará en su contra el gobierno federal?

 

¿Qué otros gobernadores asumirán el mismo papel, aprovechando que el gobierno federal les aventó una piedra ardiendo, pero que ahora pueden voltear en su beneficio?

 

Las preguntas son muchas, pero se trata de medidas extremas en una situación desesperada.

 

Pero antes de eso, habrá que conocer los alcances del decreto que este día publicará el gobernador Barbosa, y sobretodo, las sanciones que incluirá en caso de que VW y la cadenas de proveeduría se la quieran jugar con tal de no perder contratos ni clientes en EU.

 

Hay cientos, miles de millones de pesos en juego, pero también hay cientos, miles de vidas en juego.

 

Y si AMLO le apostó a la economía, Barbosa le apuesta a los poblanos.

 

**** Claudia Pandemia se hace “la vistima”. El futuro de la presidenta municipal se muestra oscuro luego de que un grupo de panistas la denunció por los actos de corrupción en los que ha incurrido en las últimas semanas.

 

Específicamente el sobrecosto en las despensas, en los kits sanitarios y la muy muy desaseada compra de los ventiladores baratija.

 

 

El gimoteo de ayer en video merece ser estudiado en las universidades como una pieza de lo que no debe hacerse: en vez de ofrecer disculpas, se tira al piso por un supuesto juicio sumario.

 

Claudia Pandemia se hace “la vistima”.

 

¿Alguien que no sea su empleado, familiar o novio le creerá?

 

Por cierto, si cree que el gobierno estatal de Barbosa le va a agarrar sus 15 millones de pesos, se quedará esperando.

 

Como ha mostrado alma de delincuente, se teme que el dinero que la presidenta envíe sean billetes falsos.

 

¡Ay nanita!