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Martes, 16 Junio 2020 03:04

De Claudia Pandemia a Claudia Patética

De Claudia Pandemia a Claudia Patética Escrito Por :   Arturo Rueda

En la vida política, quien quiere mostrarse como lo que no es, solo revela su patetismo. Patético es lo penoso, lamentable, ridículo. Así es nuestra presidenta municipal: penosa, lamentable, ridícula. En resumen, lo que produce vergüenza ajena


 

Claudia Rivera Vivanco perdió la inocencia de la activista de las causas de género para sustituirla por los renglones torcidos de los políticos profesionales. En esos renglones torcidos caben la mentira, la corrupción y la simulación, pero la única ingenuidad que conserva la alcaldesa es creer que puede mentir a todos, todo el tiempo, sin ser descubierta.

 

Ayer, Claudia Pandemia pasó a convertirse en Claudia Patética.

 

 La peor presidenta municipal en la historia no sólo es mala para robar —fue descubierta en el atraco de la adquisición de despensas, lo que la tiene al borde la cárcel—, también es mala para mentir. Se cree profesional, pero no pasa de novata.

 

El domingo, la alcaldesa subió una fotografía a sus redes sociales. Ahí, en Palacio Nacional acompañada de su tropa loca —Liza, René y Lourdes—, posa al lado de Gabriel García, coordinador de los programas sociales de Bienestar y brazo electoral del Presidente López Obrador.

 

A unas horas de la visita del presidente AMLO a Puebla, el mensaje era unívoco: la presidenta municipal tiene derecho de picaporte con unos de los funcionarios más cercanos a López Obrador, el hombre sobre el que descansa la estrategia electoral de Morena para 2021.

 

“Agradezco Gabriel García Hernández, coordinador de Programas Sociales del Gobierno Federal, su disposición para trabajar en conjunto a favor de quienes más lo necesitan en #Puebla”.

 

Impresionante. Casi nos la creemos, pero no. Todo fue una simulación.

 

La presidenta municipal no estuvo el domingo en Palacio Nacional, ni tiene derecho de picaporte, ni participó en la estrategia de la visita del presidente, prevista para mañana. Todo es falso.

 

Simple y sencillamente, Claudia recicló una fotografía tomada un mes antes. Su ropa la delató: una blusa morada y una mascada color vino. Mismo vestuario con el que grabó un video hace un mes afuera del Palacio Nacional para sumarse a la “normalidad”. Si fue recibida por Gabriel García, fue ese día.

 

La mentira puede parecer una inocentada, pero revela un alto grado de patetismo al quererse mostrar como lo que no es. En vez de verse grande —una alcaldesa con derecho de picaporte en el  Palacio Nacional—, se muestra enanita, acomplejada.

 

En la vida política, quien quiere mostrarse como lo que no es, sólo revela su patetismo. Patético es lo penoso, lamentable, ridículo. Así es nuestra presidenta municipal: penosa, lamentable, ridícula. En resumen, es lo que produce vergüenza ajena.

 

Tan patética se ha vuelto que su mejor hombre la ha abandonado. Javier Palou, lleva meses renunciando a la Coordinación de Asesores. Hace tiempo que perdió el oído de la alcaldesa. La voz de la sensatez, del pensamiento de izquierda auténtica, fue desplazada por la voz de la corrupción —Andrés García Viveros, Roberto Zataraín, Mayte y los demás hermanos— y de la insensatez —René Sánchez Galindo, Liza Aceves—.

 

Javier Palou tiene un apellido que cuidar, de lo que carecen todos los anteriores, herencia del maestro y cronista Pedro Ángel Palou Pérez. Un apellido así no puede andar rodando en múltiples escándalos de corrupción.

 

Javier Palou fue el hombre de las alianzas, de las estrategias para llevarla al poder en 2018, y su salida es una muestra inequívoca de que ese proyecto se agotó. No hay posibilidad de reelegirse, y su enfrenamiento con el gobernador Barbosa es un vía crucis garantizado rumbo al futuro. Una calle cerrada que no conducirá a nada.

 

Este día tratarán de cubrir su salida con una supuesta designación como secretario particular. No hay tal. Javier Palou hace tiempo que se fue de ese proyecto. Su último tuit haciendo referencia al Ayuntamiento es del 17 de mayo 2020. Por dignidad y congruencia se fue, porque no es rico pero tampoco es adicto al cheque quincenal.

 

Apoyó a Claudia para transformar Puebla, pero esa transformación se frustró.

 

La presidenta municipal, pues, ya da vergüenza ajena. Se alejó de todos los que la conocieron como activista social, como el futuro de Morena. Se alejaron todos de ella cuando construyó una personalidad torva, adicta a la mentira y a los negocios.

 

Ya no es Claudia Pandemia.

 

Ahora es Claudia Patética.

 

 

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