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Martes, 30 Junio 2020 02:42

Deben cerrar la planta de VW tras primer obrero muerto

Deben cerrar la planta de VW tras primer obrero muerto Escrito Por :   Arturo Rueda

Ayer el gobernador Barbosa dijo que iban a dialogar con los directivos de la VW. Ahora tiene todos los elementos para cerrar la planta. Como lo advirtieron los decretos: no hay condiciones para regresar. Ahora cierran o cierran. Todo va a empeorar, tanto para la planta como para Puebla


 

Los alemanes de la Volkswagen seguro saben lo que significa la expresión “le jugaron al chingón”. Es un mexicanismo que se aplica para una situación que excede las probabilidades de éxito. “Le jugaron al chingón” también significa creerte mejor de lo que eres.

 

 

Al retornar a la producción en pleno pico de la pandemia, Volkswagen le jugó al chingón, pese a que en dos ocasiones el gobernador Barbosa les advirtió que no había condiciones para ello.

 

Respetaron el primer decreto que frenó el regreso, el segundo se lo pasaron por el arco del triunfo. Ya hay consecuencias.

 

“Le jugaron al chingón” y ya hay un primer obrero muerto de la VW. Una familia se quedó sin sustento por la necedad de la empresa trasnacional de priorizar la producción de vehículos a la vida de sus obreros.

 

Tras el segundo decreto, amparados en que la Federación los declaró como actividad esencial, VW trazó una ruta para burlar esa disposición.

 

Primero dijo que el lunes 14 volverían sólo para actividades de capacitación y llenado de bancos de trabajo. Casi de forma clandestina, el sábado 20 de junio comenzaron la producción del Jetta.

 

Para calmar a la opinión pública y al gobernador, los primeros días hicieron la faramalla de un cerco sanitario con la aplicación de pruebas rápidas y 100 medidas como protocolo. “Haremos que VW sea la empresa muestra de cómo será la Nueva Normalidad”, decían los directivos, sintiéndose muy chingones.

 

Pero el desafío a la ruleta rusa del coronavirus tiene sus consecuencias.

 

Uno de los trabajadores de la nave 4 que fueron llamados para el regreso clandestino de la producción, Gabriel Ceballos Flores, comenzó a manifestar síntomas del coronavirus desde el martes 23 y así lo reportó en el ingreso a la planta y a sus supervisores. Según sus familiares, no hubo instrucción.

 

Miércoles 24 y jueves 25 su condición continuó agravándose, y Gabriel siguió reportando sus síntomas. El viernes 26 tuvo un acceso de tos muy fuerte, generando nervio entre todos sus compañeros, por lo que el supervisor decidió mandarlo al servicio médico de la planta.

 

De acuerdo con el documento en poder de CAMBIO, la saturación de oxígeno estaba desplomada a 70 % en crisis de tos y en reposo a 85. Temperatura de 37.9 grados y sus accesos de tos los venía controlando con ¡jarabe para la tos!

 

En el servicio médico le aplicaron una prueba rápida de COVID-19 y salió negativo. Tenía todo el cuadro de coronavirus pero lo único que hicieron fue darle pase de salida para que acudiera a valoración en Unidad Médica familiar del IMSS.

 

Gabriel Ceballos Flores no alcanzó a llegar a su unidad médica porque falleció la mañana de ayer. Tenía 54 años y una familia quedó sin sustento.

 

CAMBIO publicó el caso, y unas horas después, VW tuvo que reconocer el fallecimiento aunque dijo desconocer las causas. “Estamos en espera de contar con mayor información o documentación que nos aporte elementos sobre la causa de la muerte”.

 

¡Vaya cinismo!

 

Pues claro que Gabriel Ceballos Flores se murió por coronavirus, pero no es algo que le interese a los directivos. Ni este, ni los otros muertos, ni los que vengan. Para ellos son números, pero ahora deben aislar a todos los que convivieron con el obrero fallecido.

 

Ayer el gobernador Barbosa dijo que iban a dialogar con los directivos de la VW. Ahora tiene todos los elementos para cerrar la planta. Como lo advirtieron los decretos: no hay condiciones para regresar. Ahora cierran o cierran. Todo va a empeorar, tanto para la planta como para Puebla.

 

 

Fueron necios, los alemanes “le jugaron a los chingones”. Perdieron en la ruleta rusa. Son directamente responsables de la muerte de un obrero, e indirectamente del incremento del 78 % de contagios desde que reabrieron.

 

¡Ya estuvo, mis chingones alemanes!

 

 

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