Martes, 23 de Abril del 2024
Martes, 04 Agosto 2020 10:33

De Gobernador a Comandante de Guerra

De Gobernador a Comandante de Guerra Escrito Por :   Arturo Rueda

El día en que Miguel Barbosa se sentó en la silla de Casa Aguayo, creyó que había derrotado a su enemigo histórico el morenovallismo, y que dedicaría sus días a desmontar lo que quedaba del régimen. En esas andaba cuando le surgió un enemigo mortal con el que cada mañana se despierta y cada noche se duerme. Un enemigo que no le da tregua, ni a él ni a ningún gobierno del mundo.


No es difícil elucubrar la forma en que el morenovallismo hubiera enfrentado la pandemia que nos azota en estos días: acciones espectaculares e inversiones millonarias en equipamiento y materiales.

 

Compra de hospitales de campaña, ventiladores mecánicos y reconversión de unidades, todo a costo altísimo y siempre escudados en acciones de emergencia para imponer sobreprecios del 30% a cada cubrebocas y caja de medicamentos.

 

Con el paso de los meses, y ante la caída de los ingresos públicos, Moreno Valle hubiera anunciado la contratación de un paquete de deuda de 3 mil millones de pesos pagaderos a los siguientes 30 años. Ese paquete habría sido aprobado sumisamente por el Congreso, cuyos diputados habrían llevado tajada.

 

Entre acciones espectaculares, sobrecostos en reconversiones y materiales, así como la deuda, Moreno Valle hubiera tenido justificación para gastarse unos 20 mil millones de pesos que invertiría en su obsesión presidencial.

 

Este pequeño ejercicio de imaginación sirve para maximizar las diferencias en el cambio de régimen que significa el primer año de Luis Miguel Barbosa como gobernador en comparación con el pasado reciente.

 

(Un pasado, sin embargo, que no puede rechazarse por completo, ya que si hay lugar para atender pacientes enfermos de coronavirus, es gracias a los hospitales que Moreno Valle construyó -el de Cholula, Traumatología, Teziutlán, Atlixco, Matamoros- y los numerosos CESSAS, todo a precio de oro. Pero ahi están operando, funcionales).

 

A diferencia de Moreno Valle, Barbosa ha preferido la eficacia a la espectacularidad. Y la austeridad al derroche millonario para engordar bolsillos de empresarios amigos.

 

Esa eficacia se ha traducido en acciones concretas. Reconversión de unidades médicas, dotación de insumos al personal médico, contratación de personal, compra de medicinas. Una inversión de mil 500 millones de pesos, que incluye el medio millón de despensas.

 

Barbosa ha prometido que no contratará deuda y pese a la caída de ingresos, no recurrirá a empréstitos gracias a que cada peso que gasta el gobierno le exprime los centavos. Como los empresarios que lo apoyaron ya cobraron en el interinato, no tiene necesidad de hacer negocios ni concesiones.

 

A diferencia de Moreno Valle, Barbosa no tiene sueños húmedos presidenciales en su cabeza, por lo que no anda haciendo vaquitas para el futuro, ni sus funcionarios tienen pretexto para recaudar dinero cash.

 

Por ultimo, una política de transparencia absoluta en el manejo de las cifras de contagiados, muertos y hospitalizaciones. Ninguna manipulación de cifras al costo de que la actividad económica se encuentre semifrenada, en algún grado de clandestinidad, pero no de apertura total.

 

También se pueden hacer muchos sesudos análisis se pueden hacer sobre el primer año de Barbosa, pero al final lo que quedará en la memoria colectiva es cómo enfrentó la pandemia. Que tan buen o mal comandante de guerra resultó en la batalla de nuestra generación.

 

El día en que Miguel Barbosa se sentó en la silla de Casa Aguayo, creyó que había derrotado a su enemigo histórico el morenovallismo, y que dedicaría sus días a desmontar lo que quedaba del régimen.

 

En esas andaba cuando le surgió un enemigo mortal con el que cada mañana se despierta y cada noche se duerme. Un enemigo que no le da tregua, ni a él ni a ningún gobierno del mundo, como tampoco a ningún ciudadano ni a ningún empresario.

 

Barbosa, les agrade o no, es Comandante de guerra. Toda su agenda de prioridades se ha modificado, así como sus esfuerzos y recursos se han redirigido a combatir al enemigo invisible que modificó el curso de nuestras vidas.

 

Esa es su guerra. Cuando termine, si es que algún día termina, podrá ser recordado como Churchill, el hombre que sostuvo a Inglaterra frente al nazismo, o como Vichy, el que entregó a Francia contra el enemigo.

 

El 1 de agosto de 2019, Luis Miguel Barbosa tomó protesta como gobernador.

 

El 1 de agosto de 2020, Barbosa es Comandante de Guerra. No lo imaginó así, pero le tocó.

 

Muerto Moreno Valle, Barbosa tiene otro gran enemigo que nadie esperaba ni tampoco sabe cómo vencer.

 

Los enemigos del gobernador la tiene fácil, ellos creen, porque solo es cuestión de esperar que el coronavirus gane.

 

Le apuestan a un virus, porque ellos solitos no pueden.  

 

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