Mientras el conteo diario de muertos por coronavirus dejó de ser una nota cada vez menos importante pese a ir rumbo a los 70 mil fallecimientos, los efectos de la tragedia económica arrecian. Para los que creen que ya estamos en lo peor, malas noticias: ahora sí, lo peor está por venir en 2021.

 

La perspectiva económica que reveló el secretario de Hacienda para 2021 no fue alarmista ni pesimista. Fue crudamente realista de cara a la entrega del paquete económico para el próximo año.

 

La nota es que no sólo la economía está quebrada, sino también el gobierno. O comenzando por el Gobierno federal, y en cascada, la crisis irá a estados y municipios.

 

Hace un par de semanas anticipé que debíamos prepararnos para las vacas flacas. Me equivoqué, pues después de escuchar la perspectiva de Arturo Herrera, queda claro que el próximo año no habrá dinero para nada. Pura hambruna.

 

No se sabe qué fue peor de todo lo que le dijo el secretario de Hacienda a los diputados de Morena.

 

Que la deuda de México crecerá un 17 % solamente por el efecto del tipo de cambio, es decir, la devaluación. Y eso sin pedir un peso prestado.

 

Que ya no habrá coberturas petroleras que garanticen ingresos pese a los vaivenes del mercado petrolero. Sumando las pérdidas diarias de Pemex, más la caída en la producción. Petróleos Mexicanos será un barril oscuro… y sin mezcla.

 

Que los guardaditos del Gobierno federal se agotan este año. El dinero en caja que dejaron los gobiernos del ‘PRIAN’, a través de dos Fondos, el Fondo de Estabilización de Ingresos Presupuestales y el Fondo de Estabilización para entidades federativas, se esfumó. La 4T ya se lo bebió.

 

Si el desplome económico es de 10 % del PIB este año, la caída recaudatoria se traducirá en menos dinero público para estados y ayuntamientos. Se viene una ola de despidos en esos niveles de gobierno.

 

Es evidente que se avecina una devaluación, pues el gobierno no tiene instrumentos de política monetaria para contrarrestarla. El Banxico ya desplomó la tasa de interés y los ataques especulativos dejarán más dinero que los intereses bancarios.

 

En EU, la tasa de interés bancaria ya está cerca del cero. En México, se desplomará a 2 %, pero restando la retención del ISR y comisiones del banco, también se acercará a cero. El dinero en los bancos no valdrá nada.

 

Sin dinero público, devaluación, sobrevendrá el crecimiento en la inflación. No habrá recontratación en los empleos perdidos.

 

Dice Arturo Herrera que la crisis económica de 2021 será mayor que la peor conocida -en estadísticas-, que la de 1932.

 

La devastación económica tiene efectos duraderos y tangibles. Horrorizará más que el conteo de muertos diario, que va rumbo a los 70 mil. Será el enemigo número uno de Morena en las elecciones. Puros golpes al bolsillo.

 

Por supuesto, en el informe sólo nos darán demagogia, atole con el dedo. López Obrador saldrá a representar el mismo papel que hace cada mañana. La pandemia ya se domó. Muerte a los corruptos. Vamos bien. El pueblo bueno saldrá adelante.

 

Delante de la palabrería hueca llegará el impacto de la realidad tras la entrega del paquete presupuestal que, mínimo, le quitará 5 % de ingresos federales a Puebla.

 

En el discurso presidencial, vamos bien y recuperándonos.

 

En la vida real del 2021 tendremos un azote donde se mezclarán pobreza, hambre, crimen, inseguridad, austeridad, devaluación, quiebras, pérdida de patrimonios, destrucción de empresas.

 

Algo el doble de peor que lo visto en 1995, un año pavoroso para quien lo recuerde.

 

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