Viernes, 19 de Abril del 2024
Lunes, 17 Febrero 2020 00:45

Los golpes de Proceso que no duelen

Los golpes de Proceso que no duelen Escrito Por :   Arturo Rueda

Por último, cabe preguntarse del verdadero objetivo del “reportaje” si a la corresponsal, por güeva o por desinterés, no se le ocurrió entrevistar a otros personajes de la vida pública de Puebla que pudieran opinar en sentido contrario a Abraham Quiroz, José Juan Espinosa o las opiniones de la propia reportera Hernández


 

La revista Proceso, que apenas relevó a Rafael Rodríguez Castañeda como director editorial para sustituirlo por el reportero Jorge Carrasco, hace tiempo que no da golpes en el corazón de la política mexicana. Ya no es lo que era.

 

El gran semanario dejó de ser referencia hace tiempo porque, por lo menos en lo que se refiere a Puebla, su corresponsalía hace tiempo se encuentra agotada y no produce material periodístico relevante, digno de leerse, con investigaciones escandalosas o documentos comprometedores.

 

Desde la época de Moreno Valle, la reportera Gabriela Hernández es la gran practicante del refrito que producimos los medios locales, algunas veces, pero la mayor parte son plagios sin crédito a la fuente.

 

Señalo esto porque desde el sábado por la noche comenzó a circular la edición número 2259 de Proceso con lo que pretendía ser el primer gran golpe periodístico del semanario en contra del gobierno de Luis Miguel Barbosa, que terminó en calcetinazo precisamente por la carencia de material periodístico relevante.

 

No hay carnita, pues.

 

Nada nuevo dice, nada revela, nada documenta la pieza periodística titulada “El estilo morenovallista de Luis Miguel Barbosa”. Lo que pretende ser reportaje termina como editorial por la carencia de periodismo y la abundancia de opiniones, tanto de la refritera como de políticos conocidos por ser enemigos personales del gobernador, sin que haya interés por reflejar otro tipo posturas.

 

Comencemos por los opinadores del “reportaje”.

 

Abraham Quiroz, primer candidato a la gubernatura de Morena derrotado en tercer lugar, y que no encuentra acomodo ni dentro del partido ni en la estructura gubernamental. Su postura es la del resentimiento por falta de chamba.

 

José Juan Espinosa, el diputado local repudiado por la fracción de Morena en el Congreso, denunciado penalmente e investigado por enriquecimiento ilícito, que en un tiempo fue parte del séquito del Barbosa —nunca se quejó de él en ese momento— y que después fue expulsado no se sabe por qué razones —por lo que ahora se queja de él todo el tiempo—.

 

En el caso del diputado local, además del resentimiento, opera en él el miedo de ir a dar a la cárcel. Es tan risible la postura no objetada por la reportera —primer perseguido político del sexenio— que sólo por obligación seguí leyendo la parrafada de la reportera Gabriela Hernández publicada por Proceso.

 

Después sigue la parte más confusa del “reportaje”, pues ya no se entiende si se trata de declaraciones de Espinosa o, por simple güeva, la corresponsal acusa y prueba ella misma con sus simples opiniones.

 

Ejemplos:

 

“De concretarse la salida del alcalde de Tehuacán —donde el mandatario estatal tiene su domicilio—, el interinato de la administración del ayuntamiento podría recaer en Andrés Artemio Caballero, sobrino de la esposa del gobernador”.

 

¿Quién dice eso? ¿La corresponsal de Proceso o Espinosa?

 

¿Ignora la corresponsal que Andrés Artemio Caballero es suplente en la planilla de Felipe Patjane, y jurídicamente considera que le corresponde asumir el cargo, por lo que acudió al TEPJF que lo reenvió al TEEP ante la negativa de los regidores de tomarle protesta?

 

¿De verdad hay un periodismo serio cuando un reportero escribe “podría”?

 

Porque también podría no recaer en Andrés Artemio Caballero. ¿Entonces es hecho o suposición?

 

Por último, cabe preguntarse del verdadero objetivo del “reportaje” si a la corresponsal por güeva o por desinterés no se le ocurrió entrevistar a otros personajes de la vida pública de Puebla que pudieran opinar en sentido contrario a Abraham Quiroz, José Juan Espinosa o las opiniones de la propia reportera Hernández.

 

¿O sólo eran ganas de chingar del ex mejor semanario periodístico de México?

 

Esos golpes son de los que no duelen.

 

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