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Lunes, 14 Septiembre 2020 01:16

La mordaza de Genoveva con la complicidad del IEE

La mordaza de Genoveva con la complicidad del IEE Escrito Por :   Arturo Rueda

De entrada, no he sido notificado del procedimiento, por lo que considero se ha vulnerado mi garantía de audiencia, por lo que me encuentro en estado de indefensión jurídica, lo que me hace sospechar las peores intenciones de un contubernio entre algunos consejeros electorales y la presidenta del PAN


 

En la vida y en la política, los extremos se tocan. La mismo en la izquierda que en la derecha, la tentación autoritaria de silenciar a sus críticos es sempiterna. Una hibris pendenciera que hace arremeter inevitablemente a la espada contra la pluma con resultados inevitables: en el corto plazo, la espada siempre vence a la pluma.

 

 

En el largo plazo, y en la eternidad, la pluma vence a la espada.

 

Abro con estas reflexiones, al enterarme, por la vía del periodista Gerardo Ruiz, de que la dirigente estatal de Acción Nacional, Genoveva Huerta, nos denunció a ambos por violencia política de género ante el Instituto Estatal Electoral (IEE), aprovechando una nueva legislación sumamente restrictiva.

 

Ignoro la argumentación o los motivos de la dirigente estatal, pues, hasta el momento, no he sido notificado de tal procedimiento, aunque, según la información filtrada, el asunto ya fue tocado en la Comisión de Quejas.

 

No conozco ni de qué se duele, ni cuáles son sus pruebas. Supongo, pues, que la cobertura periodística de las últimas semanas en donde se ha tocado sus vínculos con Eukid Castañón, su oscuro crecimiento patrimonial, el amparo que interpuso para ponerse a salvo de investigaciones, o incluso su pretensión de convertirse en candidata del PAN a presidenta municipal.

 

Cualquiera de esos reportajes, que no ha podido desestimar, la llevaron a buscar el escudo de la violencia política de género. Una figura a la que se acogió, por ejemplo, Claudia Rivera contra diversos actores políticos para silenciarlos. Una figura que se volvió en su contra, ahora que una ex colaboradora suya la denunció por la violencia política de género.

 

De entrada, no he sido notificado del procedimiento, por lo que considero se ha vulnerado mi garantía de audiencia, por lo que me encuentro en estado de indefensión jurídica, lo que me hace sospechar las peores intenciones de un contubernio entre algunos consejeros electorales y la presidenta del PAN.

 

La oscuridad siempre es el escenario de esos contubernios del poder.

 

 

El objetivo no puede ser otro que, aprovechando la figura de medidas cautelares en procesos por violencia política de género, el nombre de Genoveva Huerta no vuelva a ser pronunciado por este columnista, ni en sus espacios de redes sociales, columna o en mi programa chacotero.

 

En otras palabras, vulnerar mi libertad de expresión para evitar críticas durante el tiempo que dure el procedimiento en cuestión, aprovechando una legislación diseñada para proteger y defender la participación política de las mujeres.

 

Corresponderá a la Comisión de Quejas dictar esas medidas cautelares, así como definir si da entrada a él. Ni Gerardo Ruiz ni yo hemos sido notificados para acudir a argumentar, por lo que la mordaza en este procedimiento está en manos de cinco consejeros que integran la Comisión Permanente de Quejas y Denuncias.

 

¿Quiénes son? Juan Pablo Mirón, como presidente, y otros cuatro: Luz Alejandra Gutiérrez Jamarillo, José Luis Martínez López, Jesús Arturo Baltazar Trujano y Evangelina Mendoza Corona.

 

Dado el origen morenovallista de ambos, no se puede dudar del contubernio entre Juan Pablo Mirón y Genoveva Huerta, por lo que el consejero presidente de esa comisión debe abstenerse de votar al asunto que involucra a ambos periodistas.

 

No es la única razón para que deba abstenerse. Juan Pablo Mirón, viuda del morenovallista Luis Maldonado, fue la primera opción del grupo para presidir del IEE, pero las críticas de CAMBIO y este periodista lo impidieron en ese lejano año de 2015. Desde entonces, me guarda un rencor eterno que lo obliga a abstenerse en la votación del asunto.

 

 

Ya veremos cómo se desarrolla ese proceso que abre el capítulo de si el concepto de violencia de género es una mordaza para la libertad de expresión. Su decisión, por supuesto, será combatida en tribunales electorales.

 

Y dado que no deseo ser candidato ni soy dirigente de partido, anticipo que no aceptaré ninguna mordaza y seguiré hablando y escribiendo sobre el desempeño público de la dirigente del PAN.

 

Y si una política como Genoveva Huerta, gracias a sus complicidades morenovallistas, se sale con la suya de amordazar a dos medios de comunicación.

 

 

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