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Miércoles, 23 Septiembre 2020 03:16

Díganle adiós a la Navidad, se acerca el rebrote

Díganle adiós a la Navidad, se acerca el rebrote Escrito Por :   Arturo Rueda

Que Puebla tenga la necesidad de volver al confinamiento en diciembre tiene muchísimos impactos sociales. El primero de ellos es que será imposible que los niños vuelvan a las escuelas, es decir, el regreso presencial a las escuelas es un sueño guajiro. Pero si las escuelas no puede regresar, es probable que las universidades tampoco.


 

La pandemia del coronavirus, en el mundo, México y Puebla, está muy lejos de terminar.

 

Después de la breve tregua que hemos vivido en las últimas semanas con contagios, hospitalización y fallecimientos a la baja –por lo menos en las cifras oficiales– los gobiernos se preparan para el rebrote o segunda etapa que algunos denominan “el combo epidémico”.

 

Así que prepárese: de acuerdo con la Universidad de Washington, el combo epidémico –el momento en que se mezclarán coronavirus, dengue e influenza– provocará que en diciembre Puebla regrese al confinamiento o, por lo menos, al cierre parcial de actividades no esenciales.

 

La pesadilla continúa, o nunca se ha ido. Pero calcule usted que la Navidad será una temporada triste de encierro, sin brindis, fiestas, ni regalos, y a lo mucho convivios familiares. La Navidad no será blanca, sino triste.

 

Los rebrotes del bicho es algo que se espera en todo el mundo y ya se vive en algunos lugares como Madrid, donde la pandemia vuelve a ser incontrolable, así como en otras capitales de Europa.

 

Que Puebla tenga la necesidad de volver al confinamiento en diciembre tiene muchísimos impactos sociales. El primero de ellos es que será imposible que los niños vuelvan a las escuelas, es decir, el regreso presencial a las escuelas es un sueño guajiro.

 

Pero si las escuelas no pueden regresar, es probable que las universidades tampoco, aunque la BUAP y otras instituciones de educación superior pretendían regresar a clases presenciales en enero. También olvídenlo.

 

El segundo impacto tiene que ver con la economía. Es probable que la caída del PIB nacional se profundice más de lo previsto por Hacienda –8 %– y acabe siendo superior a los 10 puntos. Si eso pasa, la economía de Puebla tendrá una caída mucho peor, del orden del 15 %.

 

Los negocios, además, perderán la última oportunidad de recuperar sus ventas. Y los trabajos eventuales de la temporada navideña, pues adiós. Muchísimos poblanos ni siquiera tendrán aguinaldo.

 

El tercer impacto tiene que ver con la mortalidad, pues las proyecciones de la Universidad de Wahington siguen subiendo tomando en cuenta las cifras oficiales.

 

Para el 1 de enero de 2021, esa institución académica acaba de proyectar 7 mil muertes. Y vaya que el Instituto de Salud de la UW no se ha equivocado en esas proyecciones de los últimos meses. Su precisión es altísima.

 

Si hablamos de que tendremos 7 mil muertos oficiales para el final de 2020, multiplicando por el factor de corrección de 2.8, significa que rondaremos los 20 mil muertos reales, entre los directamente provocados por el bicho como los asociados por falta de atención en los nosocomios.

 

Esta es la razón por la que el gobernador Barbosa no quiere que los hospitales reconvertidos como nosocomios COVID vuelvan a la normalidad. Poco a poco, la ocupación de camas volverá a subir. Mejor dicho: no es que quiera, es que simplemente no se puede porque la misión sigue siendo reducir el nivel de mortandad.

 

Pero todos los gobiernos ya saben que las muertes tienen un altísimo subregistro, lo que se conoce como exceso de mortalidad, que en Puebla es del 55 % según la Secretaría de Salud federal. Son muchísimos muertos más de los que se han contado oficialmente.

 

Ese es nuestro futuro navideño. El año ya se acabó mientras nos preparamos para encerrarnos otra vez.

 

Ya ni llorar es bueno.

 

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