Viernes, 19 de Abril del 2024
Viernes, 13 Marzo 2020 03:23

Una crisis muy grave y un presidente chiquito

Una crisis muy grave y un presidente chiquito Escrito Por :   Arturo Rueda

La catástrofe es sanitaria de momento, pero su verdadero efecto será una crisis económica sin parangón en un país que dejó de crecer por los vaivenes de López Obrador. Se viene desempleo, cierre de empresas, pérdida de capitales, más delincuencia.  Esto ya se jodió, sin ánimo de ser alarmista.


 

El lunes pasado, diez amigos poblanos aterrizaron en el aeropuerto Benito Juárez de la CDMX y dieron por terminado un exitoso viaje turístico por Europa, donde visitaron capitales como Madrid, Ámsterdam, Bruselas y París. Salieron el 27 de febrero y regresaron el 9 de marzo.

 

Ya en su ciudad, besaron a sus novias, abrazaron a sus familiares, repartieron regalos a sus amigos, contaron anécdotas en el clásico cafecito godín, y en suma, hicieron su vida normal en sus trabajos y sus casas.

 

El miércoles, a uno de ellos le fue detectada una tos seca propia del COVID-19, y tomando en cuenta su reciente regreso de Europa, sus jefes lo enviaron al ISSSTEP para hacerse pruebas del virus de la pandemia. Ahí lo tuvieron diez horas, entre prueba y prueba, hasta que le dijeron que no, que no tenía nada.

 

Muy contento, el joven poblano se fue a festejar con sus amigos, su novia, su familia, con unas buenas cervezas y alitas en un conocido restaurante de cervezas y alitas.

 

Ayer por la mañana, ya en su centro de trabajo en el gobierno estatal, le fue notificado que siempre sí, que es portador del virus COVID-19 o SARS 2, por lo que Salud estatal colocó al joven como el caso número 2 en Puebla, este sí con toda la sintomatología y capacidad de contagio.

 

Ahora se sospecha que los otros nueve amigos que viajaron con él a Europa también son portadores, así como la novia del muchacho, familiares y compañeros de trabajo. Por supuesto, El laboratorio de Epidemiología no tiene capacidad para atender a todos los potenciales contagiados.

 

Pero el número de posibles contagios es exponencial si lo multiplicamos por los otros nueve amigos. Y además, los poblanos que viajaron con ellos en el autobús de regreso de CDMX, y claro, si comieron en algún restaurante. Hasta los que les vendieron los boletos.

 

Y es más exponencial todavía, si contamos a todos esos pasajeros, a los familiares, los compañeros de trabajo y un larguísimo etcétera. Incluso a los que estaban en el restaurante de alitas y cervezas.

 

¿Tienen la culpa estos jóvenes?

 

¿Dónde está el problema de origen?

 

El problema es que al bajar del avión que los trajo de Madrid no hubo ningún cerco sanitario para identificar posibles contagios o portadores. Todos entraron por su casa sin ningún tipo de restricción, que al día de hoy sigue sin existir, si le creemos al cantante Carlos Rivera, que lo contó así ayer en su cuenta de Instagram.

 

La mezcla de estupidez y negligencia del gobierno de López Obrador va a provocar una catástrofe sanitaria. Es el único gobierno del mundo que no acaba de reaccionar para contener la velocidad de los contagios.

 

La catástrofe es sanitaria de momento, pero su verdadero efecto será una crisis económica sin parangón en un país que dejó de crecer por los vaivenes de López Obrador. Se viene desempleo, cierre de empresas, pérdida de capitales, más delincuencia.

 

Esto ya se jodió, sin ánimo de ser alarmista.

 

El gobierno está rebasado en su capacidad para detectar los contagios, y si no sabe dónde están los contagiados y su número, también está rebasado para contener la propagación de los cientos o miles de enfermos que han ingresado a México siendo portadores del coronavirus, y a los que no se sometió a una mínima prueba o seguimiento en el aeropuerto CDMX.

 

¡Qué estupidez!

 

¿Por qué carajo no se han cerrado las fronteras, los vuelos provenientes de Europa?

 

¿Por qué AMLO nos pide que nos demos abrazos en medio de este pánico mundial por la pandemia?

 

¿De verdad ya perdió la cordura política, la lectura de los temores sociales?

 

¿No sabe, no quiere cambiar de rumbo, no puede?

 

¿Por qué su odiado Calderón tuvo la testosterona suficiente para poner en cuarentena al país todo un mes a costa del colapso económico, y porque López Obrador tiene miedo de dilapidar la popularidad que de todos modos se le escapa como arena en las manos?

 

Caray, nadie se imaginó en una crisis tan grande tener un presidente tan chiquito.

 

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