Mario Delgado dio el balazo de salida y la fiebre de la reelección ya cunde en los cuarenta ediles emanados de Morena. Los demonios ya están sueltos a reserva de conocer los que quieren, los que pueden, y los que quieren pero no pueden. Así de directo.

 

El IEE no perfila todavía reglas ni lineamientos, pero sí se inspiran en los que el INE cocina para la de diputados federales, los alcaldes que busquen la reelección tendrán que declarar sus intenciones, participar en las precampañas internas en el cargo, y luego pedir licencia noventa días antes de la elección.

 

Tremenda bronca se avecina en los municipios donde tenga que entrar el suplente a gobernar por lo menos noventa días.

 

Pero al animar a todos los ediles a buscar repetir en el cargo, sujeto a condiciones como ganar las encuestas internas, así como haber gobernado bajo los principios de la 4T, Mario Delgado desbrozó el principal factor de incertidumbre en la búsqueda de candidaturas: la asignación de género actual se respeta.

 

Siguiendo la idea del dirigente nacional, no habrá sorteo como en 2018, sino que se privilegiará al género que actualmente gobierna cada municipio: donde haya mujer y gane la encuesta, se queda mujer. Igual para el género masculino.

 

Se acaba la incertidumbre en cuestión de género, pues los que tienen cargo actualmente llevan mano… a menos que pierdan la encuesta. O sean inhabilitados por gobernar vs los principios de la 4T.

 

Luego de eso, habrá que saber quiénes quieren, quién puede y quiénes quieren pero no pueden. Es una matriz sencilla de operar.

 

¿De los 40 ediles de Morena, quiénes quieren repetir en el cargo? De botepronto, todos y todas. Pero solo de botepronto, porque sin duda habrá algunos que no quieran repetir ni de locos. Por ejemplo, Marisol Cruz en Tecamachalco, que tiene incendiado al municipio y corre muchos riesgos personales. O Angélica Alvarado en Huejotzingo, que también perdió el control de la seguridad desde hace mucho.

 

En esos municipios hay mucho desgaste y con los criminales no se juega. Hay que saber cuándo irse.

 

El siguiente grupo es de los que quieren, y sí pueden. Ahí el único juez es la encuesta.

 

Le parecerá increíble, pero Karina Pérez Popoca en San Andrés Cholula no es mal vista para quedarse otros tres años, al igual que Luis Alberto Arriaga en San Pedro. Algo parecido ocurre con Mario de la Rosa en Amozoc o Lupita Daniel en Cuautlancingo, o Benjamín Hernández Dimas, el suplente de Melitón en Izúcar que ha hecho buen papel.

 

El grupo más difícil es de la matriz de los que quieren... pero no pueden.

 

La mejor representante de este grupo es Claudia Rivera, que por más que quiera y haya hecho su guardadito para la campaña, tiene un consistente 45 % de desaprobación. Eso quiere decir que, desde hoy, tiene perdida la campaña contra quien sea el candidato del PAN, y si es Lalo Rivera, más.

 

Otro de este grupo es Gustavo Vargas, ampliamente reprobado en Huachinango, y según las últimas encuestas, Norma Layón, a quien Lizeth Sánchez le respira en la nuca.

 

Un caso complejo es el de Artemio Caballero, que para poder buscar la reelección tendría que ser adoptado por Morena o por el PT, los otros partidos de la coalición Juntos Haremos Historia. No creo que eso ocurra, así que empiecen a buscar candidato o candidata.

 

 

Los que de plano no quieren, serán los descartes: Morena tendrá libertad de buscar candidato o género con candidatos competitivos.

 

 

Los que quieren, y pueden son los casos de éxito y merecen repetir. Sus posibles rivales internos deberán ser incluidos en las planillas de regidores para que no sean pescados por otros partidos políticos.

 

¿Qué hacer con los que quieren, pero no pueden y las encuestas no les dan?

 

Sacarlos de la jugada y comenzar a buscar candidato y género para acomodar el rompecabezas de los bloques de competitividad de los 217 ayuntamientos. Quizá negociar algo para que no apoyen a la oposición desde el poder.

 

No es nada personal, pero los jueces serán las encuestas. Números puros y duros.