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Viernes, 27 Noviembre 2020 01:04

Lalo Rivera rechaza un PAN controlado por Manzanilla

Lalo Rivera rechaza un PAN controlado por Manzanilla Escrito Por :   Arturo Rueda

La otra razón es que Lalo Rivera sabe que hay manos externas al PAN interviniendo en las decisiones del partido. Y que una de esas manos es Fernando Manzanilla, quien maniobra para tener una bancada en el próximo Congreso que responda a sus intereses y se convierta en un dique al gobernador Barbosa.


 

En 2010, la primera vez que contendió como candidato a presidente municipal, Eduardo Rivera Pérez obtuvo 300 mil votos y superó a su rival del PRI –Mario Montero- por cien mil sufragios.

 

En 2018, la segunda vez que contendió por el mismo puesto, recibió 253 mil votos —menos que en la primera ocasión— y perdió por noventa mil sufragios contra Claudia Rivera Vivanco, quien desconocida por los poblanos pero impulsada por el tsunami lópezobradorista ganó con 343 mil.

 

Ahora, Eduardo Rivera Pérez en la búsqueda de su tercera candidatura sabe que su marca personal vale, sin partido, unos 150 mil votos. No suficientes para ganar, pero imprescindibles para ponerse en rango de competencia.

 

 

Como en las encuestas ningún otro aspirante vale 150 mil votos por sí mismo, es una obviedad que a Lalo le sobran coqueteos desde varios frentes, aunque su amarre principal sea el PAN, el partido del que abrevó un estilo de hacer política que lo llevó a resistir los embates de Moreno Valle y luego a arreglarse con Martha Erika para acompañarla en 2018.

 

El romance del PAN y Lalo Rivera parece inevitable, tórrido e inquebrantable. A prueba de divorcios. Perooo…

 

Pues no, el romance entre el PAN y Lalo Rivera tiene muchas complicaciones para convertirse todavía en candidatura. Son varias razones.

 

La primera se llama Genoveva Huerta. La difusión de los chats de WhatsApp terminó de romper una relación tensa, pues ella no lo quiere como candidato. Lo bloquea porque quiere para ella la candidatura, o imponerle la mayoría de la planilla de regidores.

 

Por supuesto que Rivera Pérez no quiere ni va a caer en ese error: una planilla de regidores que responda a otros intereses o sean manipulables. Ya le ocurrió al finalizar su trienio la traición de Pedro Gutiérrez y otros dos regidores que casi lo pusieron en la picota.

 

Entre Genoveva y Lalo había escaso diálogo y ahora no hay ninguno. Puede decirse que la situación empeoró, pues Rivera sabe que ir a una batalla electoral con una dirigencia estatal que lo aborrece es un suicidio. El delegado de Marko Cortés ya desembarcó, pero todavía no se nota su presencia.

 

La otra razón es que Lalo Rivera sabe que hay manos externas al PAN interviniendo en las decisiones del partido. Y que una de esas manos es Fernando Manzanilla, quien maniobra para tener una bancada en el próximo Congreso que responda a sus intereses y se convierta en un dique al gobernador Barbosa.

 

 

La nueva jugada de Manzanilla fue reintegrar al PAN a Marcelo García Almaguer con el objetivo de reelegirlo como diputado en la lista plurinominal. Tener un diputado más, desde ahora, para confrontar al gobernador Barbosa.

 

En el plan de Manzanilla, Genoveva iría en el primer lugar y Marcelo se reelegiría en el dos. Un despropósito completo porque hace un año García Almaguer renunció al PAN tras el desastre en la designación del gobernador interino.

 

En ese momento, Marcelo se fue dando un portazo, hablando pestes de Genoveva y afirmando que el PAN estaba secuestrado. Más de un año después, y tras intentar construir una candidatura independiente a la alcaldía y luego por Movimiento Ciudadano, se encuentra de regreso tal como anunció ayer en un video.

 

O Movimiento Ciudadano ya le avisó que esa candidatura es para Grace Palomares, o ya de plano no lo quisieron comprar ni asegurarle nada

 

¿Pues qué pasó? ¿Quién metió mano para que Marcelo reculara, Genoveva le abriera las puertas y todos simularan una felicidad que están lejos de sentir, pues el ridiculazo se mira a diez kilómetros de distancia.

 

Pues fue Fernando Manzanilla.

 

Y Lalo Rivera no quiere estar en un PAN que domine Fernando Manzanilla a través de su títere Genoveva Huerta.

 

Y si se tiene que divorciar del albiazul, el partido de su vida, pues ni modo.

 

Al tiempo.

 

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