El primer simulacro de debate 2021 entre los dirigentes de los partidos políticos -organizado por el portal rutaelectoral.mx- anunció la tónica de lo que será la próxima campaña electoral: todos contra Claudia Rivera como punto débil de Morena.

 

Con su altísima tasa de negativos, la alcaldesa es un manjar para la oposición.

 

Genoveva Huerta (PAN), Néstor Camarillo (PRI) y hasta el imberbe Jimmy Natale (PVEM) se le fueron encima con todo a Claudia, sin que Edgar Garmendia -secretario en funciones de Morena- encontrara o tuviera razones para defenderla.

 

Así será el tono de la campaña 2021. Como en posada navideña, todos péguenle a la piñata Rivera Vivanco.

 

 

Como es indefendible y razón de voto en contra de Morena, Claudia no puede ser candidata, pues su efecto tóxico se expandirá a otros candidatos en toda la zona metropolitana.

 

Por obvias razones, excepto sus funcionarios, nadie saldrá a defenderla.

 

 

Es un desastre a la vista, pero Claudia no se quiere enterar ni hacer a un lado. Por eso la tomó contra su perfilado competidor interno con un montaje locuaz: la toma del Congreso por un puñado de feministas-proabortistas entre las que se encuentran muchachas que laboran en su ayuntamiento como particular de René Sánchez en la Segom.

 

No se trata de criminalizar sus convicciones, sino de evidenciar un burdo montaje armado desde el Ayuntamiento.

 

Tomado a contrapié, incapaz de contestar directamente para no ser acusado de violencia política de género, Gabriel Biestro aceptó la confrontación por el tema del aborto que no es prioridad para nadie -pues ya se encuentran reguladas todas las hipótesis de urgencia- excepto para el posicionamiento de la alcaldesa.

 

Desde la cima de las encuestas, Eduardo Rivera Pérez sólo ríe mientras lee las noticias del enfrentamiento de Claudia vs Biestro, pues la marca de Morena es la única perjudicada. Ríe porque entre ellos se debilitan mutuamente mientras él solo tiene que lidiar con Genoveva y las intromisiones de Manzanilla.

 

A su vez, desde la cima de la experiencia política, el gobernador Barbosa sabe que ese choque no le conviene a su proyecto de retener el Congreso, ni a las cuentas que entregará a la dirigencia nacional de Morena y a Palacio Nacional.

 

El tono que usó ayer, entre advertencia y molestia, revela que Barbosa sí está consciente del reto electoral, de que López Obrador ya no será la bandera abajo de la que se acomoden todos y que las posibilidades de perder el próximo año son reales.

 

 

“Porque a gritos y sombrerazos no se va a ganar, ya no va a estar Andrés Manuel López Obrador acompañando esta elección, si se cometen errores podemos recibir un enorme rechazo de la gente, cuidado con eso”, dijo en su mañanera.

 

También afirmó que una cosa es la contienda interna, pero luego tendrán que salir a ganar en la elección constitucional, que es la que vale.

 

¿De qué sirve quedarse con la candidatura para después ser arrasado en la pelea de a de veras?

 

Barbosa se refiere a que poner el tema del aborto en la arena sólo perjudicará a Morena, pues las encuestas demuestran que todavía una mayoría de poblanos se muestran en contra, como demuestra hoy la encuesta del BEAP de Rivera Pacheco.

 

 

De Claudia se sospecha que no le disgusta tanto la idea de perder en la constitucional, pero sí de amarrar la candidatura porque sumará posicionamiento -imagina- rumbo a la candidatura a la gubernatura en 2024.

 

Biestro, mientras tanto, busca aprovechar la marea a su favor.

 

Y el gobernador, a desamarrar el futuro de su Congreso.

 

En apariencia todos tienen algo que ganar, pero Claudia con su actitud sólo abona a la derrota. Y conste que el gobernador ya se los advirtió.