No le faltan problemas a Morena para autogobernarse como partido en el poder, pero López Obrador ha decidido sumarles otro para que la jauría termine de desatarse: el presidente autorizó a todos los cargos ir por la reelección en 2021. AMLO hizo de la necesidad, virtud, pues el cambio de pichada obedece a la nueva realidad electoral ahora que su partido comienza a perder apoyos.

 

Diputados federales, diputados locales y alcaldes podrán ir por la reelección. Ya les levantaron la prohibición que el mismo López Obrador puso durante la borrachera electoral de 2018, cuando en la primera reunión les dijo que no apoyaría la reelección como una forma de hacer circular las élites y formar nuevos cuadros, clase política.

 

Nadie se va a reelegir, dijo en 2018.

 

Todos pueden reelegirse, cambió de opinión en 2020.

 

Esto significa que todos los diputados federales, los que ganaron en el tsunami de 2018 —incluidos Fernando Manzanilla y Nay Salvatori— podrán reelegirse. Así como lo leen.

 

La instrucción también incluye a los diputados locales, por lo que de Gabriel Biestro para abajo, incluidos los cucarachos José Juan Espinosa y Héctor Alonso, podrán apostar por la reelección.

 

Pero realmente donde se pondrá caliente la situación es en los ayuntamientos, pues los 40 ediles emanados de Morena, incluidos los peores como Karina Pérez Popoca de San Andrés Cholula, Angélica Alvarado de Huejotzingo y hasta Marisol Cruz de Tecamachalco, podrán reelegirse.

 

Por supuesto, la línea de apostar por la reelección pone a Claudia Rivera Vivanco como virtual resucitada, pues para abrirle el camino a Gabriel Biestro tendrá una negociación en la que podrá ganar mucho o llevar la nominación al límite.

 

¿Por qué cambió de opinión López Obrador?

 

Muy simple: la reelección es más sencilla para quienes ya están en el poder, por más impopulares que sean esos alcaldes han usufructuado recursos y posicionado su nombre durante tres años. Ya son malos por conocidos, y la mayoría de los electores siempre prefieren eso a un bueno por conocer.

 

Para nadie es un secreto que las encuestas demuestran una caída en la aprobación del efecto AMLO, además la revocación de mandato no se jugará al mismo tiempo, por lo que López Obrador no va a ir a las urnas a reforzar a sus candidatos.

 

Morena no está en crisis todavía, pero dentro de un año es previsible que va a estarlo. Así que es la hora de aventar toda la carne al asador para mantener la mayoría en San Lázaro, y obviamente, en el Congreso local.

 

Y López Obrador prefiere jugársela con los que ya tienen un poco de experiencia que volver a recurrir a novatos venidos de la nada, sin ningún tipo de oficio político ni alquimia electoral. Las ganadores de 2018, interpreta, ya pasaron su curva de aprendizaje

 

El pretexto es que tienen sus derechos políticos salvaguardados. El presidente que ese era su derecho constitucional, además pidió a los morenistas regresar a sus distritos para formar cuadros y crear una nueva clase política en el país.

 

Pero la decisión, al mismo tiempo, creará nuevos problemas. Serios problemas: los que ya venían trabajando para posicionarse como alcaldes o diputados, serán frenados en seco, lo que provocará tantas rupturas internas como la pelea por la dirigencia entre el grupo de Bertha Luján y Yeidckol Polevnsky.

 

Si Morena ya era un rompecabezas imposible de armar, ahora lo será más cuando la jauría se desate por la reelección. Pero en la lógica de López Obrador, en 2021 se juega la consolidación de la 4T, así que dará una batalla sin cuartel para impedir que los conservadores se reagrupen.

 

Pero hay un as bajo la manga, u otros, que el tabasqueño se guarda para el momento adecuado.

 

Además, según adelantó en la misma comida, es posible que ante la ruptura inminente en Morena,  toda la línea va a bajar no por las dirigencias, sino por la Asociación de Legisladores de la 4T a la que fueron incorporados dos poblanos Ignacio Mier Velasco y Gabriel Biestro.  

 

Se viene una brutal pelea de perros.