Con uso de cubrebocas, gel antibacterial y medidas de sana distancia artesanos del municipio de San Bartolo Cohuecan regresan a la nueva normalidad y abren el "tianguis del artesano", un lugar en donde comercializan más de 50 productos diferentes, desde saleros, cazuelas y macetas hasta braceros y diversas figuras.

Una de las comerciantes, Gloria Peralta, nos cuenta lo difícil que fue el tener que irse a casa sabiendo que no tienen otra forma de vida más que el poder tener la venta de sus artesanías.

"Fue dura porque dejamos de vender nos estuvimos manteniendo con lo poquito que iba saliendo, pero ahora gracias a dios a abrió este tianguis ya estamos de nuevo acá, ya estábamos, pero de nuevo ya estamos acá (...) Les vamos a dar precio que venga la gente y nos compre pues tenemos de todo y los esperamos"

Para los artesanos no es fácil el regreso, sobre todo cuando las personas regatean el precio de sus piezas, luego de varios días de trabajo, ellos exponen sus productos en el tianguis.

"Les pedimos que los precios que tenemos no nos lo bajen, no son muy caros hay otros lugares donde los están dando al doble y los pagan y a nosotros que somos los que trabajamos no nos lo quieren pagar, por eso les pedimos por favor que ya no nos regateen tanto es un esfuerzo que nosotros hacemos y eso deberían valorarlo las personas".

El proceso de elaboración no es nada sencillo. Tienen que comprar el barro, pagan derechos para ir y extraerlo desde el poblado de San Juan Amecac, comunidad de Atzitzihuacan. Después llegan a casa y comienzan con la molienda, el cernido, la humedad del barro y preparan la arcilla. Posteriormente le dan forma, es en este momento del proceso cuando echan a volar su imaginación, ponen a secar sus piezas, las pintan y barnizan y finalmente viene la cocción uno de los trabajos más complicados por que lo hacen a altas temperaturas, su cuerpo queda caliente, no se pueden bañar ni mojarse porque les duelen los huesos o vienen otras complicaciones de salud.

Después de todo este proceso van a los mercados a vender y si no hay venta regresan con la misma mercancía hasta su hogar, descargan y así son sus días.

En San Bartolo Cohuecan cerca de 60 familias se dedican a este oficio por más de 100 años y cada fin de semana dan vida al tianguis artesanal, en la espera de más compradores que les ayuden a no abandonar esta actividad.