Artemio Caballero López tiró a la basura 120 mil pesos del municipio de Tehuacán, ya que su festival clandestino en el que invitó a comer mole de caderas a sus ‘cuates’, no sirvió para nada pues los restauranteros de este municipio reportaron una caída en las ventas de este platillo típico de la región.

Fue el pasado 7 de noviembre que con el pretexto de ‘promocionar’ las tradiciones y la gastronomía típica del municipio, el presidente municipal suplente de Tehuacán, Artemio Caballero, realizó un festival Clandestino de la Matanza en el Complejo Cultural El Calvario, fiesta a la que sólo invito a sus amigos, a sus ‘cuates’ y allegados y en el que invirtió más de 120 mil pesos.

Pese a la ‘promoción’ y el gasto realizado por el edil sustituto, los restauranteros de Tehuacán reportaron una disminución superior al 10 por ciento en la venta de este platillo.

Incluso los empresarios del ramo restaurantero de esta demarcación reconocieron que aunque ampliaron la temporada hasta el pasado 12 diciembre, las ventas fueron a la baja.

Fue Juan Manuel Méndez Lezama, presidente de los restauranteros en Tehuacán, quien dio a conocer que se redujo la venta del mole de caderas en restaurantes, asegurando que la contingencia sanitaria por el COVID-19 y el confinamiento provocaron que la ciudadanía optara por preparar en los hogares este platillo típico del municipio.

“Desde hace 4 años se viene analizando el comportamiento del consumo y se detectó que era un 50 por ciento de consumo en restaurante y 50 en el hogar, hace dos años se tuvo un incremento del tres por ciento, el año pasado fue nuevamente 50 y 50, sin embargo, en este año disminuyó un 10 por ciento”, es decir, fue 40 por ciento el consumo del mole de caderas en restaurante y 60 por ciento en los hogares, detalló.

Además reveló que aunque se estableció que la temporada del mole de caderas se prolongaría hasta el 12 de diciembre, únicamente un par de negocios cumplió con este acuerdo ante las bajas ventas que registraron.

Para la temporada de mole de caderas de este año en Tehuacán, se sacrificaron poco más de 4 mil chivos y el precio del platillo osciló entre los 380 y hasta los 500 pesos.