Eros, el perrito que trota por las calles de Medellín varias veces al día con una cesta de paja en su hocico, llevando verduras, frutas y comida empacada a los clientes del mercado El Porvenir.
El can es increíblemente recompensado con meriendas y masajes en su peluda cabeza.
“Nos ayuda con lo del distanciamiento social”, dice su dueña, María Natividad Botero. “Y a la gente le gusta mucho cuando le mandamos el perro”.
Eros no conoce las direcciones, pero recuerda los nombres de los clientes que previamente lo han recompensado. Y con paciencia, ha aprendido a ir a las casas por su cuenta.
“Se sabe los nombres de cinco o seis clientes”, dijo Botero. “Yo mando el mercado en la canasta con un recibo, y me pagan por transferencia bancaria”.
Con los casos de coronavirus llegando a más de 3.000 nuevas infecciones por día en Colombia, los gobiernos municipales están imponiendo medidas de distanciamiento y limitando el número de días por semana en que las personas pueden ir de compras.
Eso ha tornado a los trabajadores de entregas en una parte cada vez más importante de la economía.
Eros no sabe que se ha vuelto un trabajador esencial. Pero está feliz de poder ayudar a sus dueños y colectar su paga diaria.
Staff/ Diario Cambio
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