La tragedia de los tres estudiantes universitarios asesinados en Huejotzingo, además del chofer Uber que los regresaba a la capital después de un día de diversión en el carnaval, abrió la puerta para que Miguel Barbosa Huerta y Alfonso Esparza Ortiz se reúnan esta tarde en Casa Aguayo.

 La idea fue de la comisión de estudiantes que el gobernador recibió tras la marcha por la paz y contra la inseguridad. Ellos, en tono amable y comedido, le pidieron que en la mesa de seguridad para hablar de la violencia que sufren en los alrededores de Medicina y la UPAEP, los dos rectores fueran invitados.  

Barbosa aceptó sin condiciones y desde Segob se giraron las invitaciones. También los rectores aceptaron, y este día se dará la primera mesa de seguridad entre autoridades estatales, universitarios y estudiantes para buscar respuestas.

¿Cómo se saludarán Barbosa y Esparza tras varios meses de guerra fría?

¿El rector de la BUAP tratará de comentar la iniciativa del Órgano Interno de Control?

¿Se aventará alguna parrafada sobre la autonomía universitaria?

¿Será déspota y soberbio, de lo que se le acusa en el primer círculo de Casa Aguayo?

¿O aprovechará su primera y quizá única oportunidad de construir un puente con el gobernador?

¿Y Barbosa?

¿Les dirá a los rectores, como se lo dijo a los empresarios, que deben invertir en seguridad?

¿Hablará de la transparencia de las finanzas de la universidad pública?

¿O señalará los datos de la Estafa Maestra universitaria?

La tercera posibilidad es que ambos, Esparza y Barbosa, aparquen sus diferencias por un momento para pensar en los estudiantes que ayer legítimamente salieron a la calle para manifestarse por la inseguridad en la que viven, en la que vivimos.

En los últimos veinte años, la función de la Rectoría de la BUAP fue sacar de las calles a los alumnos, confinarlos al campus y darles una oportunidad de desarrollo económico.

Ayer, el rectorado de la BUAP no fue promotor, pero tampoco dique de la movilización

Los alumnos salieron a la calle porque así quisieron hacerlo, y al llegar a Casa Aguayo, la comisión fue muy respetuosa con el gobernador. No hubo más de diez gritos.

Pero al dejar libres a los estudiantes, Esparza se puede equivocar, pues nadie puede garantizar que un día marcharán… pero en su contra.

El encuentro entre ambos será vigilado con lupa tanto por los estudiantes, así como por otros funcionarios.

Llegó la hora del frente a frente, cara a cara.

**** El ex subsecretario Piña se pone en la mira. Desde el primer piso de Casa Aguayo se da seguimiento puntual a las acciones y amenazas que en los últimos días ha lanzado Juan Pablo Piña Kurcyn, ex secretario con Moreno Valle, ex diputado federal y en el pasado reciente operador jurídico y político de Fernando Manzanilla.

Recientemente, Piña se reunió con el subsecretario Yassir Vázquez para lanzarle un conjunto de amenazas precisamente a nombre de Fernando Manzanilla. Sobra decir que en la auditoría que la Función Pública se descubrió que durante el interinato, Piña fue un subsecretario sin nombramiento pero hasta con oficina en el CIS.

Es decir, no tenía nombramiento, pero el titular de la SGG delegaba una gran cantidad de asuntos en Piña, quien era su vez el vínculo con el zopiloteado —Mario Alberto Mejía dixit— Rodolfo Ruiz, multidemandado en las últimas semanas.

Las pesquisas, dicen en los pasillos del poder, continuará, para presentar demanda por los temas en los que intervino sin tener nombramiento ni calidad de funcionario público.