Alejandro Armenta Mier fue el culpable de una ola de contagios de SARS-CoV-2 que se dio en Senado de la República, pues acudió a la sesión plenaria para la eliminación de 109 fideicomisos pese a que 12 días antes le habían diagnosticado coronavirus. De los asistentes a dicha sesión, 14 legisladores fueron infectados, incluyendo al tlaxcalteca Joel Molina, quien murió cuatro días después, según una recapitulación de dicha sesión realizada por El País.

El senador poblano buscó a toda costa que se aprobara la iniciativa remitida por el presidente de la república, Andrés Manuel López Obrador, al grado de ignorar las medidas de sanidad para evitar contagios de SARS-CoV-2, rompiendo la cuarentena obligatoria para los contagiados, sólo realizando 10 días de resguardo domiciliario.

Fue el pasado 8 de octubre cuando Alejandro Armenta dio a conocer a través de sus redes sociales que había resultado positivo en la prueba para detectar el SARS-CoV-2, y al mismo tiempo informó que se encontraba estable en tratamiento médico y que se mantendría trabajando desde su casa para cumplir con la cuarentena que indican las autoridades de salud nacionales.

Tan solo 10 días después de haber sido diagnosticado con coronavirus, el senador posteó una imagen en su cuenta de Twitter donde lo ‘dieron de alta’ tras haber estado enfermo de COVID-19; según el legislador federal, el médico lo diagnosticó libre de SARS-CoV-2, en lo que parece ser una receta médica sin mostrar los resultados de una segunda prueba realizada.

Ese fue el argumento de Alejandro Armenta para ‘cabildear’ la iniciativa remetida por el presidente Andrés Manuel López Obrador, por lo que se reunió con algunos de los senadores y senadoras en el Salón Verdi del Hotel Emporio, donde también acudieron distintos representantes del sector privado.

El 20 de octubre, Alejandro Armenta acudió a la Sesión Plenaria del Senado de la República 12 días después de haber sido diagnosticado con SARS-CoV-2; un grupo de manifestantes que se oponían a la eliminación de los 109 fideicomisos cerró las puertas del recinto legislativo, obligando a los legisladores a analizar una sede alterna de manera inmediata.

Fue una casona del Centro Histórico de la Ciudad de México, ubicada en la calle de Xicoténcatl, el lugar que se acordó para que fungiera como sede alterna. Ésta era la antigua sede del Senado; el inconveniente de este inmueble es que su espacio era reducido y carecía de ventilación, pues sólo había dos ventanas en la entrada del salón que albergaría a los legisladores en una sesión que duró más de 13 horas.

En el transcurso de la sesión se hizo evidente el miedo de los legisladores de ser contagiados por Alejandro Armenta Mier, pues las legisladoras Martha Vázquez Alvarado, del PAN, y Claudia Ruiz Massieu Salinas, del PRI, intentaron correr de la sesión al poblano, recordándole que solo habían pasado 12 días desde su contagio. No lograron su cometido: el saldo infeccioso posterior a la Sesión Plenaria del 20 de octubre fue de 14 legisladores contagiados, entre los que destaca el tlaxcalteca Joel Molina, quien murió cuatro días después de que se realizó la sesión, además de al menos 22 trabajadores del Senado de la República, según reportó El País tras haber consultado los datos con distintos legisladores de la Cámara Alta.