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Miércoles, 27 Enero 2021 02:36

La reapertura comercial no es sinónimo de recuperación económica

La reapertura comercial no es sinónimo de recuperación económica Escrito Por :   Jaime Oropeza

En días recientes, diversos gobiernos locales autorizaron la reapertura parcial y gradual de las actividades económicas no esenciales que habían sido restringidas en algunas entidades, derivado de otro incremento exponencial en el número de contagios y muertes por COVID-19 en nuestro país.


 

Ante la falta de un programa de apoyo a trabajadores y empresarios por parte de las autoridades competentes, y una fuerte presión social, se optó por esta medida para intentar evitar una mayor mortandad, en este caso de empresas y empleos. Recordemos que el INEGI calcula en más de un millón el número de unidades económicas que tuvieron que cerrar las cortinas de manera definitiva durante el 2020 y en más de 5 millones los mexicanos que se encuentran desempleados o subempleados en este momento, sin contar los que de plano han optado por dejar de buscar un trabajo. Sin embargo, sería un grave error asumir que la reapertura de actividades se traducirá en la mejora de las condiciones económicas actuales.

 

A continuación, algunas razones que impiden ser optimista:

 

La pandemia se encuentra en su peor momento. No puede haber una economía sana sin una población sana. La crisis sanitaria impone medidas como la restricción de aforos y horarios, lo que limita la operación de los negocios y les impone costos adicionales. Los consumidores tienen miedo de contagiarse, por lo que por lo que suelen abstenerse de acudir a establecimientos. La fuerza trabajadora se enferma o en el peor de los casos muere, lo que merma la productividad de la economía. Dado el ritmo de vacunación alcanzado hoy, parece ser que así seguiremos, al menos el resto de este año.

 

La cantidad de dinero circulando será menor este año. En mayo de 2020, llegó a haber 20 millones de mexicanos que habían perdido su empleo de tiempo completo. Si bien es cierto, una cantidad importante de ellos (aproximadamente 17 millones) han encontrado alguna actividad para subsistir, el nivel de ingreso actual de esta población es mucho más precario e inestable, ya que se encuentra en el subempleo y la informalidad. A menor ingreso, menor capacidad de adquirir bienes y servicios.

 

No habrá nuevas fuentes de empleo. Los empleos son generados por la empresa privada, aun cuando el presidente Lopez Obrador prometa la generación espontánea de 2 millones de empleos, éstos no se crean por decreto. Muchas de las empresas que quebraron en el 2020 eran empresas con varios años de antigüedad y múltiples trabajadores. En el caso de la economía formal, las cifras del IMSS muestran que de marzo a la fecha se han cerrado cerca de 3,500 empresas, con más de 50 colaboradores. Una empresa de este tamaño no se forma de la noche a la mañana, por lo que esas fuentes de empleo no podrán ser remplazadas en el corto plazo.

 

No habrá inversión. El indicador de la inversión fija bruta del país se encuentra 20% por debajo de los niveles de 2018, producto de la crisis económica, la falta de confianza en el clima de negocios y estado de derecho por parte del sector empresarial, y la baja inversión pública en este periodo.

 

Este año no se reactivará el turismo ni la inversión extranjera en México. Quizá la única herramienta que tiene hoy en día un país, para promover el turismo y la inversión extranjera, es el adecuado manejo de la emergencia sanitaria, y ésta es vista en el mundo como un total fracaso, producto de múltiples ocurrencias.  

 

No hay plan de reactivación. El Gobierno federal y la mayoría de los gobiernos locales se han deslindado totalmente de la responsabilidad de construir un plan serio de reactivación económica. El último anunciado por la Secretaría de Economía hace unos días, a través de su nueva titular Tatiana Clouthier, no tiene un presupuesto especial asignado por parte de la Secretaría de Hacienda, por lo que no es más que un ‘bonito’ Power point enlistando lugares comunes, buenas intenciones y programas ya existentes de la Secretaría del Bienestar, como los “Créditos a la palabra”. Por cierto, para acceder a estos últimos, tienes que estar previamente inscrito en algo llamado Censo del Bienestar y no es posible tramitarlo en ninguna dependencia, sino que debes ser contactado por parte de un “servidor de la nación”.

 

En pocas palabras, el 2021 será un año más parecido al 2020 que al 2019 para la mayoría de los sectores, industrias y empresas en nuestro país. (sin que esto implique que el 2019 haya sido un buen año en materia económica.) Por lo tanto, la supervivencia y/o crecimiento de una empresa, en condiciones tan adversas como las que viviremos, dependerá de su propia capacidad para adaptarse y reinventarse, y aprovechar las oportunidades de negocio que le ofrezca su región. Sobre eso, platicamos en otra ocasión.

 

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