Al menos es lo que se dice en las filas panistas.

 

El Comité Ejecutivo Nacional (CEN) empieza a desesperarse y ven a Rivera como una persona que quiere imponer su voluntad, sin respetar las decisiones cupulares como dejar de lado a partidos “satélites” que no abonan en nada en las votaciones y sí restan posiciones al momento de la distribución de cargos. En otras palabras, se pierde más con el apoyo de ese tipo de fuerzas políticas.

 

La Comisión Permanente Estatal sesión ayer por la tarde y el tema más importante fue la sorpresiva decisión de cancelar la alianza con el PRI y el PRD en el caso de la capital poblana.

 

Con un solo voto en contra de Alejandra Escandón y 25 a FAVOR, se dio el aval para que el panismo vaya solo en la elección del 6 de junio.

 

Entre los votos a favor de romper la alianza estuvo el de José Luis Ovando, delegando nacional. Es decir, tuvo el visto bueno por parte de Marko Cortés, líder nacional de los blanquiazules.

 

La molestia contra Eduardo Rivera no solamente radica con su postura cerrada en ceder las posiciones de regidores, incluida la del síndico, sino también en tomar decisiones que no le corresponden.

 

Tal es el caso de cerrar acuerdos con partidos políticos “satélites” como Compromiso por Puebla y Partido Pacto Social de Integración para que salieran a decir públicamente, mediante comunicados de prensa, su apoyo a las aspiraciones a Eduardo Rivera Pérez.

 

A nivel nacional, la instrucción directa fue que el panismo no iba alianza con “esquiroles” que no dejan ningún beneficio.

 

El potencial candidato no hizo caso, sin olvidar que anticipadamente había prometido dos regidurías a cada uno de esos partidos políticos.

 

Cuentan que Rivera Pérez, sorprendido por lo ocurrido en la Comisión Permanente Estatal, llamó en tono de molestia al delegado nacional para exigir una explicación. La respuesta fue corta pero contundente… estuvo avalada directamente por el CEN.

 

Sin embargo, no quiere decir que el PRD y el PRI queden fuera de la jugada, pues se abre la posibilidad de ir en candidatura común.

 

Mientras tanto, Eduardo Rivera pierde margen de maniobra para condicionar posiciones en la planilla de regidores como pasa actualmente. Si quiere aparecer en la boleta electoral del 6 de junio, tendrá que flexibilizar su postura.

 

Lo cierto es que en este momento el peor enemigo del PAN para la alcaldía de Puebla, es un panista.

 

A todo esto, MORENA medio sonríe por lo ocurrido y tal vez piensa que pueda repetir en gobernar la capital poblana, pese al mal desempeño a cargo de Claudia Rivera Pérez.

 

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