Jueves, 18 de Abril del 2024
Miércoles, 09 Marzo 2022 01:44

Dos onvres en motocicleta

Dos onvres en motocicleta Escrito Por :   Isaac Emmanuel Palestina Duarte

En la siguiente calle, una patrulla estacionada en Elektra. Los uniformados, parecían resguardarse del frío y la inseguridad. Les hice señas, reporté lo ocurrido, levantaron la bocina y enunciaron claves, se pusieron en marcha con absoluta parsimonia a emprender la búsqueda de los infames y anónimos motociclistas.


 

Un golpe de suerte me previno de ser un número más en la cifra de Asalto a Transeúnte en la Ciudad de Puebla. En pleno centro histórico, sobre la principal avenida, en Reforma a la altura de la 7 y 9 norte, alrededor de las 20:00 del lunes 7 de marzo.

 

Caminaba rumbo hacia ‘El gallito’ de lado izquierdo de la acera, mientras mandaba un audio con mi celular; una sensación de alerta me hizo voltear cuando una mano se aproximaba hacía mí: dos sujetos en moto, sin luces, placa, pero con cascos, que en sentido contrario, se acercaron en sigilo para sorprenderme y arrebatar el celular. Mi reacción, de apenas unos segundos, fue golpear la mano y resistirme a jalones. Los sujetos se desestabilizaron de la motocicleta y casi caen. Yo asumí que se darían la vuelta para perseguirme, pero inmediatamente unas transeúntes (como yo) me resguardaron, en pleno centro histórico a las 20:00.

 

Después de felicitarme y reprenderme por ir con el celular en la calle, las señoras, en una actitud familiar, me bendijeron y acompañaron un par de calles. Ya más calmado, continué mi rumbo hacía mi vehículo estacionado en la 13 norte. La gente transitaba a toda velocidad y las luces de los vehículos, como sus motores, me hacían mantener mi estado de alerta. Subí al carro y me dirigí nuevamente por la Avenida Reforma rumbo al Bulevar 5 de mayo.

 

Sobre esa misma avenida, unos 20 minutos más tarde de mi frustrado intento de asalto, volví a encontrarme a los anónimos y miserables motociclistas, vi también a una señorita de vestido azul cielo que iba mirando su celular y escuchando música con sus audífonos, cambié de carril, mientras tocaba el claxon repetidamente y le enseñaba las luces, cuando grité: ¡AGUAAAS! Los sujetos le arrebataron el celular, -pensé en aventarles el carro, pensé en lidiar con la policía, pensé en mi familia;- los sujetos me esquivaron y se fueron en sentido contrario, la chica corrió hacia ellos, como esperando que le salieran alas y pudiera recuperar su celular. Esperé a la chica un par de minutos, no volvió.

 

En la siguiente calle, una patrulla estacionada en Elektra. Los uniformados, parecían resguardarse del frío y la inseguridad. Les hice señas, reporté lo ocurrido, levantaron la bocina y enunciaron claves, se pusieron en marcha con absoluta parsimonia a emprender la búsqueda de los infames y anónimos motociclistas.

 

La diferencia, insisto, fue nuestro género, la fuerza de mi mano con la debilidad de la fuerza de la alevosía y la ventaja. En el caso de mi conciudadana ni su fuerza, ni su velocidad fueron suficientes contra la alevosía y ventaja de dos ‘onvres’ en motocicleta.

 

Ángel Custodio: Con el retiro de los ambulantes del centro histórico, la concentración de los policías en las horas de principal afluencia en las zonas en las que se les quiere excluir de ganarse la vida dignamente y el intento de implementación de parquímetros, se esperaría una mejora en las condiciones de nuestro centro; sin embargo, su resultado es, más bien, una limpia estética, una exclusión de la pobreza y peor aún, una ciudad donde la prioridad son los turistas y las clases medias. Con esas acciones y con la visión clasista y racista de Eduardo Rivera no logrará tapar el sol ni con todos los dedos de los funcionarios del Ayuntamiento de Puebla.

 

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