Jueves, 25 de Abril del 2024
Miércoles, 17 Febrero 2021 01:30

Se busca empleo.

Se busca empleo. Escrito Por :   Jaime Oropeza

La crisis sanitaria y económica han dejado fuertes estragos en nuestro país. Por un lado, millones de contagios y cientos de miles de lamentables defunciones, y por el otro, cierres masivos de negocios y la pérdida de millones de empleos. En 2020, de acuerdo con datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) que publica el INEGI, aproximadamente 5.3 millones de personas que tenían un trabajo de tiempo completo en marzo, ya no lo tenían a final del año, ya sea por estar desempleadas o ahora subempleadas (personas ocupadas pero que tienen el tiempo y la necesidad de más trabajo). De ese tamaño fue el golpe.


 

En Puebla en particular, casi 450 mil personas que tenían un empleo de tiempo completo lo perdieron durante este periodo. El número de desocupados en la entidad creció en un 112%, el número de personas subocupadas se duplicó, y el número de personas que ha desistido de buscar un trabajo se incrementó en 30%, todo esto entre marzo y diciembre del año que terminó.

 

Sin embargo, en el país, el golpe fue más duro para unos que para otros. Los jóvenes fueron el grupo poblacional que sufrió la mayor pérdida de empleos, en el periodo más crítico de la pandemia. Hay un mayor porcentaje de mujeres que de hombres que perdió su trabajo y los adultos mayores que perdieron su empleo son los que están encontrando más dificultad para emplearse.

 

En cuanto al tamaño de la empresa, parece ser que se perdió por igual empleo en las empresas pequeñas, medianas y grandes. Sin embargo, se han perdido más trabajos en los centros urbanos que en las comunidades rurales. El sector terciario (comercio y servicios) ha sido el más afectado, y dentro de la industria, la construcción sufrió de manera particular. La economía informal fue en dónde más trabajos se perdieron durante los confinamientos, pero también es donde ahora se emplean o autoemplean la mayoría de quienes perdieron su trabajo.

 

A nivel regional, también hay diferencias importantes; ciudades como Cancún, Villahermosa y la Ciudad de México alcanzan tasas de desempleo entre 7% y 10%, mientras que Mexicali, Culiacán y Tijuana no rebasan el 3%.

 

Para el mes de enero, ya de 2021, sólo tenemos cifras de empleo formal por el momento, dadas a conocer por el IMSS. Durante ese mes, se generaron 47 mil empleos en el país, la cifra más baja en los últimos 6 años. Inclusive, diez entidades federativas tuvieron todavía una disminución en empleo durante este arranque de año. En total, estas diez entidades acumularon la pérdida de 50 mil empleos. La Ciudad de México, contribuyó con más de 28 mil de éstos, y Puebla fue el segundo estado con peor desempeño, con más de 4 mil empleos perdidos, seguidos por Guerrero, Veracruz y Quintana Roo. En contraste, hubo estados como Baja California, Sonora, Chihuahua, Nuevo León, Aguascalientes, Sinaloa y Jalisco que tuvieron una recuperación importante del empleo formal.

 

Lo anterior nos confirma una vez más, que la poca recuperación que está teniendo nuestra economía, proviene de la economía norteamericana, y que la exportación de productos agrícolas, minerales, equipo médico, electrónicos, maquinaria, y algunas otras manufacturas especializadas son las pocas actividades dónde se está generando empleo.

 

Ante este escenario, la economía requiere, entre otras cosas, de un importante programa de estímulos para la creación y conservación de empleos, así como una legislación más flexible que permita hacer más ágil y menos onerosa la contratación de personas en esta época de altísima incertidumbre.

 

En México existe desde 1978 el Servicio Nacional del Empleo, programa federal que, además de fondear una Bolsa Nacional de Trabajo y Ferias del empleo, promovía la generación de nuevos empleos vía un subsidio, aplicado y otorgado directamente al sueldo del trabajador, durante los primeros meses de contratación en una empresa. Inclusive, está diseñado para que, en situaciones de emergencia, se pueda apoyar la conservación de empleos por parte de las empresas, de la misma manera. Ese programa podría funcionar con algunas adecuaciones en esta contingencia, pero desafortunadamente, ha sido prácticamente desmantelado por el Gobierno Federal actual.

 

Por otro lado, nuestros Diputados y Senadores deberían analizar iniciativas para facilitar la contratación temporal, reducir las cargas sociales e indemnizaciones de manera provisional a las nuevas contrataciones, facilitar la implementación de jornadas laborales reducidas, entre otras.

 

Prácticamente, podemos anticipar que esto sencillamente no sucederá, aun cuando el empleo de millones de mexicanos en los próximos meses dependa de ello o de políticas públicas que busquen esos resultados. A falta de reacción por parte del Gobierno federal, algunos gobernadores han creado programas e iniciativas locales y regionales para proteger el empleo y favorecer las nuevas contrataciones. No son todos y no será suficiente, desafortunadamente, pero sobre eso platicamos en otra ocasión.

 

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