El presidente López Obrador, ha basado gran parte de sus decisiones de gobierno en una serie de mitos que han afectado seriamente la economía nacional. Uno de los más graves, ha sido el creer que el gobierno es el generador de la riqueza del país. Es cierto que el gobierno administra los recursos públicos, y tanto la inversión pública como el gasto público pueden generar valor si son aplicados de manera eficiente e inteligente. Sin embargo, el total del gasto público representa el 25 por ciento del total del producto interno bruto del país, y la mayor parte de ese gasto proviene de la recaudación a través de impuestos. Son las empresas y trabajadores, quienes generan la mayor parte de la riqueza y el valor en México.
El Inegi dio a conocer hace unos días el Indicador Trimestral de la Actividad Económica Estatal, mejor conocido como ITAEE, para el último periodo del 2020. Este indicador nos permite monitorear el comportamiento de la economía, de las 32 entidades federativas del país de manera oportuna, y es consistente con el comportamiento del Producto Interno Bruto de cada estado.
Hace unas semanas comentábamos en este espacio acerca de los estragos que la crisis sanitaria y económica, que aún atravesamos, han dejado en nuestro país. En particular hablábamos de cómo el cierre de más de un millón de empresas provocó la consecuente pérdida de millones de empleos, afectando al mismo número de familias mexicanas. De acuerdo con las encuestas telefónicas que pudo realizar el Inegi durante el primer confinamiento del 2020, se estima que más de 20 millones de mexicanos se vieron afectados perdiendo su empleo en el punto más álgido de la crisis, derivado de la política económica de nuestro gobierno conocida como, “si tienen que quebrar, que quiebren.”
El Inegi publica desde el año 2016, de manera trimestral, la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana conocida también como la ENSU. A través de esta encuesta el instituto nos proporciona estimaciones sobre la percepción de la seguridad pública en la población de 18 años y más, que viven en zonas urbanas. La encuesta cubre las 70 principales ciudades del país y se ha convertido en un estudio ampliamente publicitado para comparar los niveles de seguridad a lo largo del país y a las autoridades competentes.
Barack Obama fue elegido presidente número 44 de los Estados Unidos de América, en noviembre de 2008, convirtiéndose en el primer afroamericano en ocupar ese cargo. Los analistas políticos especializados atribuyeron su amplia victoria en las elecciones, en gran medida, por diferenciarse del status quo que había gobernado ese país en las últimas décadas, independientemente del partido político en turno.
Describir y explicar la felicidad es una tarea complicada, por decir lo menos, cada persona tiene un concepto único de ella. El significado de felicidad de acuerdo con la Real Academia Española es “estado de grata satisfacción espiritual y física”. Esta definición, sin duda le resultará vaga o hasta inapropiada a muchas personas. Sin embargo, no importa cuál sea el significado que cada uno de nosotros le demos a este término, se ha vuelto relativamente común medir el nivel de felicidad de los individuos y las sociedades.
El 10 de marzo, el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, firmó el decreto que elevó a ley el paquete de estímulos económicos y financieros para el año 2021, en apoyo a los habitantes de ese país. Este paquete fue previamente aprobado por el Congreso, y se conoce como el “Plan de Rescate” o la “Ley Alivio” por su traducción del inglés, y se suma a los dos que se implementaron el año pasado aún bajo la administración del presidente Trump.
El mundo conoció del virus SARS-CoV-2 en diciembre de 2019, cuando el gobierno de China informó a la Organización Mundial de la Salud sobre este nuevo patógeno, aunque ahora se han logrado rastrear los primeros casos de pacientes contagiados en ese país, desde mediados de noviembre de ese año. En México, fue el 28 de febrero de 2020 cuando el Gobierno federal confirmó el primer contagio en nuestro país.
El 8 de marzo se conmemorará el Día Internacional de la Mujer, el cual fue institucionalizado por la Organización de las Naciones Unidas en 1975. Sin embargo, esta conmemoración tiene sus orígenes a principios del siglo XX, con diversos movimientos feministas que buscaban el derecho al voto, a ocupar cargos públicos, al trabajo, a la formación profesional y a la no discriminación laboral.
En marzo de 2020, antes del primer confinamiento y cierre de actividades no esenciales, en México existía más de un millón de empresas dadas de alta ante el Instituto Mexicano del Seguro Social (1,007,751 para ser exactos), es decir, negocios formales que pagan impuestos pero que también generan empleos con seguridad social para los mexicanos. Éstas son el tipo de empresas que debe fomentar y que debería cuidar un país como México, en el cual la economía informal constituye aproximadamente una cuarta parte de la producción nacional, y emplea a 6 de cada 10 trabajadores.
La crisis sanitaria y económica han dejado fuertes estragos en nuestro país. Por un lado, millones de contagios y cientos de miles de lamentables defunciones, y por el otro, cierres masivos de negocios y la pérdida de millones de empleos. En 2020, de acuerdo con datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) que publica el INEGI, aproximadamente 5.3 millones de personas que tenían un trabajo de tiempo completo en marzo, ya no lo tenían a final del año, ya sea por estar desempleadas o ahora subempleadas (personas ocupadas pero que tienen el tiempo y la necesidad de más trabajo). De ese tamaño fue el golpe.
Existen muchas definiciones de competitividad en el campo de la economía y los negocios. En algún momento, el Banco Mundial describió la competitividad de un país como la capacidad que tiene para atraer y retener inversiones. Si bien se podría detallar y robustecer esta definición de múltiples formas, me parece que es clara y contundente.
El viernes pasado, el INEGI dio a conocer el dato oportuno del crecimiento económico del país para el año 2020. Aunque era un dato que ya se anticipaba, no deja de ser alarmante que el producto interno bruto haya tenido una caída del 8.5 %, la más grande desde la Gran Depresión de los años treinta. Si bien es cierto que todas las regiones económicas del mundo decrecieron durante este periodo, esta cifra coloca a la economía mexicana dentro de las más afectadas del mundo, y con un desempeño 2.4 veces peor que la de su principal socio comercial, los Estados Unidos.
En días recientes, diversos gobiernos locales autorizaron la reapertura parcial y gradual de las actividades económicas no esenciales que habían sido restringidas en algunas entidades, derivado de otro incremento exponencial en el número de contagios y muertes por COVID-19 en nuestro país.